San Lucas 21, 34-36: Estad siempre despiertos
Autor: Arquidiócesis  de Madrid

En primer lugar pediros perdón por ayer no publicar el comentario. Tenía que hacerme una prueba médica cuya preparación es muy tediosa, y cada vez que comenzaba a escribir tenía que dejarlo por “imperativo categórico”. Ya me hice la prueba y estoy como un chaval. Para la dichosa prueba había que sedarme. Desde luego es impresionante el ver que una médico te inyecta un líquido parecido a un yoghurt…, y te despiertas una hora después. Es de agradecer el no enterarte, pero también piensas que ha desaparecido una hora de tu vida, se ha esfumado. has estado como un muñeco en manos de otros que te han hecho sus perrerías médicas y despiertas sin acordarte de nada. Cuando hablo con algunos médicos me cuentan que aunque uno se imagina que mientras estás en sus manos están comentando lo que te pasa, lo normal es que en estas pruebas rutinarias se hable de cualquier cosa menos del enfermo.Si estuviese uno despierto se enfadaría diciendo: “¡Eh! ¡Qué estáis trasteando con mi cuerpo!”. Pero como uno está sedado no se entera de nada.

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.»Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: – «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.» Parece que en ocasiones nos gusta vivir sedados, sin enterarnos de lo que pasa a nuestro alrededor. Mucha gente vive como si Matrix fuera realidad, pensando que su vida es un continuo sueño, sin darse cuenta de la realidad. Yo amo mucho la realidad, me gusta saber lo que las cosas son, aunque a veces no me guste como son la cosas. Por eso no puedo dudar de la existencia, la presencia y la cercanía de Dios. No es una conjetura para hacer mi vida más fácil, no es una idea que me consuela, es una realidad en la vida. Nuestros oídos han escuchado y escuchan la palabra de Dios cada día. Veo la acción del Espíritu Santo en un montón de personas a lo largo del día. Y veo a muchos que viven sedados. Miran a Dios como una teoría, una idea y casi como una creación suya.¡ No!. No tienen razón. Aunque vayan de “sabios y entendidos” por la vida no han entendido nada. Nuestra vida, nuestro corazón, como decía San Agustín, está hecho para Dios y sólo descansará en Dios. Si estás un poco sedado prueba a despertarte. Mira tu vida desde la sencillez, no desde la complicación del que cree saber todo y dominarlo todo. Déjate cuidar, confía en Aquel que te dio la vida y le llama a la Vida. Déjate querer por Él, que “no juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados”.

Es hora de despertar a la verdad, a lo auténtico, a lo que cuenta. Lo demás será muy urgente, pero muy poco importante.

Que nuestra Madre la Virgen nos acompañe en este Adviento para despertar a la realidad y dejarnos cuidar por Dios.

Nota: Con permiso de la Arquidiócesis de Madrid