San Mateo 11,11-15: Cuestión de medidas
Autor: Arquidiócesis  de Madrid
Poco a poco, sin prisas pero sin pausas, vamos vaciando el barracón-parroquia y nos vamos trasladando al nuevo templo. Pasa algo curioso, el espacio es mucho mayor y quedan zonas sin colocar, y nos falta espacio para colocar los despachos. En lo pequeño estaba todo tan ordenado que en lo grande cuesta colocarlo igual. Será cuestión de medidas y de que, cundo vayamos utilizando el nuevo templo, todo vaya yendo a su sitio.

“Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.” Sin duda alguna nadie que conociera a Juan Bautista en su tiempo le llamaría “grande”. Tal vez otros adjetivos, pero grande creo que no. Grande era Herodes, el Cesar, Cleopatra, Pilatos era medianillo. Pero calificar de grande a un predicador en el desierto les parecería demasiado. Pero eso es con la mirada humana, la mirada del corazón de Cristo es otra muy distinta.

Con esto de la crisis veo a muchas personas que se infravaloran o que se miden sólo según criterios humanos. Al perder el trabajo se sienten menos útiles, la enfermedad les deja más mermados, la vejez no les deja ser tan activos como antes…, y ya no se creen grandes. Sin embargo ten el convencimiento de que estamos llamados al cielo y, por eso, nuestra grandeza no depende de nuestra fuerza o de nuestra posición, sino de lo que dejemos que Dios vaya haciendo en nosotros, sea cual sea nuestra situación.

Y cuando uno se sabe grande a los ojos de Dios no hay tarea que se le resista ni asunto que no pueda enfrentar con alegría.

La Virgen, la más humilde, conoce las grandezas que Dios hace en su vida y por ello no tiene miedo a afrontar el ser la madre del Salvador. Para nosotros tampoco hay tarea demasiado grande, al final Dios coloca cada cosa en su sitio y todo cabe..

Nota: Con permiso de la Arquidiócesis de Madrid