San Juan 1, 19-28:
“Uno que no conoceís”

Autor: Arquidiócesis  de Madrid

 

 

san Juan 2,22-28; Sal 97, 1-2ab. 2cd-3ab. 3cd-4; san Juan 1, 19-28

Por boca de Juan, el Bautista, parecen hoy hablar todas las criaturas. Muchos judíos acudieron a él pensando que era el Mesías de Dios, y quizá esperando obtener de él la salvación. Pero Juan, quien nunca puso un especial empeño en convertirse en “el judío del año”, les confesó abiertamente: “Yo no soy el Mesías”.

Acudimos a menudo a las criaturas esperando encontrar en ellas la salvación, o, cuando menos, la solución a nuestros problemas: pensamos que el dinero, la salud, el aprecio de los demás, una temporada de descanso, un buen puesto de trabajo… nos harán felices. Mientras no lo tenemos, andamos tristes e insatisfechos; pero, cuando lo obtenemos, tras un breve momento de euforia, pronto volvemos a sentirnos vacíos… No era eso. Es como si las criaturas nos repitieran la frase del Bautista: “Yo no soy el Mesías”, “yo no puedo salvarte; todo lo más, puedo adormecerte unos instantes, y hacer que por un breve tiempo olvides tu dolor… Pero yo no soy el Mesías”.

Prosigue Juan, y hemos de escucharle con atención: “en medio de vosotros hay uno que no conocéis”. Hace ya ocho días celebraste su Nacimiento, y puedes pensar que las palabras del Bautista no van por ti, que tú sabes quién es, que aprendiste su nombre desde niño y le rezas desde entonces; que tienes el Belén en el salón de tu casa, y que asistes a misa cada domingo… Sin embargo, vives insatisfecho, porque aún no le conoces. Sabes de Él, y le veneras… pero no le conoces.

Conoce el perro a su amo, porque distingue su voz y su olfato entre mil; conoce la madre a sus hijos, porque les mira a los ojos y ya sabe lo que sienten; conoce el joven enamorado a la persona amada, porque el más mínimo detalle de su biografía se le ha convertido en un dato esencial para seguir viviendo… ¿Lees a diario el santo evangelio, la Vida de Cristo? ¿Lo lees con avidez, con ansia de enamorado…? ¿Ardes por conocer sus sentimientos, por leer sus pensamientos, por reconocer su voz? Aún tienes que rezar mucho, y todos los días…

El Niño Jesús, que ya habita entre nosotros, es verdaderamente el Salvador del Mundo. Pero la salvación que Él trae a los hombres sólo se hará efectiva a través del Amor: salvarse es conocer a Jesucristo, conocerle amorosamente y ser conocidos por Él. Pídele hoy a la Santísima Virgen que encienda en tu alma los santos deseos de llenarte de Jesús, de orar todos los días, hasta que seas capaz de reconocer su voz entre mil… Entonces estarás redimido; habrás encontrado al verdadero Mesías, a tu libertador, al Único que puede salvarte.

Nota: Con permiso de la Arquidiócesis de Madrid