San Juan 12, 44-50:
Nuestro album de recuerdos

Autor: Arquidiócesis  de Madrid    



Hechos de los apóstoles 12, 24-13, 5, Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 , San Juan 12, 44-50

Toda historia de amor que se precie tiene su álbum de recuerdos: “tal día me dijiste…”, “tal día te besé…”, “en tal lugar sucedió…”. Así, momentos y lugares que de por sí serían irrelevantes, adquieren un encanto especial, y hasta las piedras o las paredes quedan bañadas de cariño cuando han sido espectadoras mudas de un beso o de una palabra hermosa. Los recuerdos tienen su tiempo y su lugar, y separados de ellos se diluirían en el terrible olvido.

Los “Hechos de los Apóstoles” son el álbum de los recuerdos de la Iglesia, las huellas y reliquias que nuestros primeros padres guardaron celosamente como se conservan las fotos de familia. Así, cuando hoy escuches “fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos «cristianos»”, ten en cuenta que no estás ante la fría crónica de un periódico, o ante las espesas páginas de un libro de Historia. Imagino a San Lucas escribiendo esa frase despacio, en oración conmovedora, como quien dice al ser más amado: “aquí me llamaste por primera vez con ese nombre que sólo tú y yo conocemos”…

“Cristiano”, gracias a Dios, no termina en “ista”. Los “ismos” pertenecen a los filósofos, a los políticos, a los ideólogos, pero resultan fríos e insultantes para los enamorados. No somos “crististas”, ni “evangelistas”, ni -por mucho que algunos se empeñen- “papistas”. Hasta la expresión “seguidores de Cristo” me disgusta, porque se me hace pequeña. Si la palabra “cristiano” es entrañable es porque denota posesión, patria, devoción. El “romano” ha nacido en Roma y pertenece a Roma, como el “cristiano” ha nacido en Cristo y le pertenece a Cristo como a su patria. “Cartesiano” es todo lo que inventó Descartes, y cualquier consecuencia de su obra creadora, como “cristiano” es el inventado por Cristo y brotado de su Costado. “Unamuniano” es el devoto de Unamuno, el que vuelca su obra sobre los pasos del maestro, como “cristiano” es el devoto de Cristo, el que vuelca su vida sobre las huellas del Buen Pastor. Sí; “cristiano” suena bien.

“Soy cristiano por la gracia de Dios”, me enseñaron de pequeño que debemos decir los bautizados. En el agua bautismal fuimos robados, y ya no nos pertenecemos, porque le pertenecemos a Él. Vivir como “cristiano” es vivir como uno a quien le han “robado” el corazón. Por eso me gusta decir “cristiano”; por eso me gusta mirar a María, y ver, en Ella, a la primera cristiana, es decir, a la “Esclava del Señor”.

Nota: Con permiso de la Arquidiócesis de Madrid