San Mateo 7, 7-11:
Supón por un momento...
Autor: Arquidiócesis  de Madrid

Deuteronomio 8, 7-18; 1 Cro 29, 10. 11 abc. 11 d- l2a. 12bcd; Corintios 5, 17-21; san Mateo 7, 7-11

.. Que dedicáramos el mismo tiempo y el mismo fervor a dar gracias a Dios por un favor obtenido que el que empleamos en pedirlo.

… Que amaneciéramos cada jornada dando gracias a Dios por el don de un nuevo día.

… Que decidiéramos regalarle a Dios sin reservas nuestra existencia en agradecimiento por su inmenso Amor.

… Que, en los momentos de mayor sufrimiento y oscuridad, fuéramos capaces de dar gracias a Dios por permitir, para nuestro bien, ese dolor.

… Que diéramos gracias a Dios por cada persona que se cruza en nuestro camino, incluso por quienes más nos cargan, seguros de que todos ellos son enviados por Él para enriquecernos.

… Que siempre, terminada la santa misa, permaneciéramos diez minutos en la iglesia agradeciendo a Dios el enorme don que el Cuerpo entregado de su Hijo ha sido para nosotros.

… Que brotara cientos de veces, en nuestro pensamiento, un “¡Gracias, Señor!”, aún sin motivo aparente… “¡por tu inmensa gloria!”.

… Que la única preocupación de nuestra vida fuera la del salmo: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?” (Sal 115)

… Que nos sintiéramos tan agradecidos a Dios nuestro Señor por cuanto nos ha dado que pensáramos que no tenemos derecho a estar tristes ni a quejarnos de nada, y consideráramos un pecado el prestar atención a lo que no tenemos.

… Que nuestra acción de gracias fuera tan fuerte, que el mundo nos tuviera por los más afortunados de los hombres.

No voy a decir que “otro gallo nos cantaría”, porque aquí siempre canta el mismo gallo,

¡Pero estaría más contento! Y nosotros también. Que nuestro espíritu, a semejanza del de la Santísima Virgen se alegre en “Dios mi salvador”.

Nota: Con permiso de la Arquidiócesis de Madrid