San Lucas 12, 35-38:
Cerca y lejos
Autor: Arquidiócesis  de Madrid

san Pablo a los Efesios 2, 12-22; Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 ; san Lucas 12, 35-38

Será mi generación, pero nos acordamos de Barrio Sésamo enseñándonos lo que era cerca y lejos. Tendrían que volver a pasarlo por la televisión, cerca, no es ni por asomo, lejos.

“Antes no teníais un Mesías, erais extranjeros a la ciudadanía de Israel y ajenos a las instituciones portadoras de la promesa. En el mundo no teníais ni esperanza ni Dios. Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos.” Mucha gente vive como si no tuviera un Mesías, pero no se dan cuenta de lo cerca que está Dios de ellos. “Jesús es la piedra angular.” Puede parecer una frase hecha, pero es una realidad patente. ¿Quién me puede querer más que Jesús? Mi padre y mi madre me quieren mucho y, por Jesús, me seguirán queriendo. El día que me falten notaré su ausencia, como noto la de mi hermano y la de amigos que ya han pasado de este  mundo, pero sé, aun lo sé, que auque estén lejos, están muy cerca.

Ante la muerte mucha gente se desespera, se hunde o no quiere mirar más allá, pero la muerte está allí, enfrente, no muy lejos, todo lo más a ochenta o noventa años vista, y eso no es nada para el que ama. La muerte llega, pero tenemos que recibirla como San Francisco, diciendo; “La hermana muerte,” pues para quien ha vivido según Dios es acercarse a aquel que nos ama.

“Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.” Mirar hoy al Señor cara a cara, os está sirviendo, y decirle: “Me fallaste.” En mi corta vida sacerdotal os puedo asegurar que Dios nunca falla. Nos podrá desconcertar, podrá enfadarnos, e incluso hará que reneguemos de Él durante un rato, pero jamás nos falla, nunca nos deja abandonados.

Mirar al Señor es mirar a la Esperanza, estar velándole es que cuando veamos a un desconocido le veamos a Él, y, lo que es más difícil, cuando veamos a un conocido que nos cae mal, le veamos a Él. Puede parecer difícil, pero es posible. Sólo es  necesario saber que los que antes estabais lejos, ahora estáis cerca. Antes podían estar lejos por que no eran como yo, no pensaban igual que yo, no actuaban igual que yo. Ahora, tras una pasadita por la oración, dirás: “Mientras se parezcan a Cristo, ¡Bendito sea Dios!”

Hoy el comentario me sale más cortito de lo habitual, tengo que recuperar el sueño del fin de semana, pero si cuando miréis a la Virgen, que a mí me parece tan lejos, sepáis que está tan cerca, aunque no lo sepamos, me vale.

Nota: Con permiso de la Arquidiócesis de Madrid