San Lucas 17, 26-37:
¿Hacia dónde correrás?
Autor: Arquidiócesis  de Madrid

san Juan 4-9; Sal 118, 1. 2. 10. 11. 17. 18 ; san Lucas 17, 26-37

“Aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán”. Son palabras terribles, referidas al día de la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo. Con todo, nos equivocaríamos si atribuyéramos ese desgarro a la Voluntad de un Dios castigador, que se complace en separar lo que Él mismo ha unido. También nos equivocaríamos, y mucho, si, atribuyendo a esas palabras un contenido meramente simbólico o poético, ignorásemos que están anunciando una posibilidad tan dolorosa como enteramente real. Hallaremos la luz si leemos el texto en su conjunto.

De acuerdo con el discurso de Jesús, en el día glorioso y terrible de su regreso, toda la realidad material se desmoronará; se rasgará como un velo, dando paso al Señor de Cielos y Tierra, quien hará su entrada triunfal en este mundo, trayendo consigo el Reino de su Padre.

En ese momento, todo hombre echará a correr, pero no todos correrán hacia el mismo sitio: muchos, al ver por fin, con los ojos de carne, al Amor de los amores, olvidarán cuanto tenían entre manos, como olvidó su manto Bartimeo, y volarán, movidos de una nostalgia insoportable, a los brazos del Maestro bueno: no se enterarán de las tragedias materiales, porque ya no tendrán ojos ni oídos, si sentido alguno que no esté volcado en su Señor; será para ellos un día de éxtasis.

Pero habrá también quien, en ese día en que toda la realidad material se venga abajo, corra como un loco hacia el garaje gritando: “¡Mi coche! ¡Se quema mi coche!”. Una voz le increpará: “¿Qué importa tu coche? ¿Acaso no ves que está volviendo el Señor?”; y, entonces, quizá responda el atolondrado: “¿Qué importa el Señor? ¿Acaso no ves que se está quemando mi coche?”.

En esto - créeme - consiste el juicio futuro; cada buitre - según las palabras del Señor - volará hacia su cuerpo: quienes amaron los cadáveres, volarán hacia ellos, y con ellos se quemarán. Quienes vivieron heridos por la nostalgia del Hijo del Hombre, volarán presos de Amor hacia Él, como voló la Virgen Santísima, asumpta en cuerpo y alma a los cielos.
El juicio, amigo mío, ya ha comenzado: tú ¿Hacia dónde corres?

Nota: Con permiso de la Arquidiócesis de Madrid