San Lucas 12, 8-12:
Todo es Gracia
Autor: Arquidiócesis  de Madrid

El otro día fui a escuchar alguna enseñanza del Padre Rainiero Cantalamessa, predicador de la casa pontificia. Me hizo gracia pues iba con un amigo que se ha convertido hace poco y decía: “Predica muy bien porque le entiendo”. Creo que gracias a Dios ya han pasado esos tiempos en que se pensaba que predicar muy bien era que no se te entendiese nada y se ponía uno a hablar de palabras incomprensibles para demostrar su erudición. En esa predicación el Padre Cantalamessa dijo en un momento dado esta idea: En otras religiones se comienza diciendo lo que tienes que hacer por Dios, los cristianos comenzamos diciendo lo que Dios ha hecho por nosotros. Es cierto que, en ocasiones, nos encanta decir lo que hemos hecho por Dios, nuestras luchas, sufrimientos y victorias (las derrotas las dejamos para el confesor), como si Dios tuviera que estar agradecidísimo a nuestra presencia en la Iglesia.
“No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia”. Decir “todo” nos puede parecer un tanto exagerado. Nos gustaría más que San Pablo hubiera dicho : “bastante”, “en gran medida”, “fundamentalmente”, pero dijo “todo”. Ese “todo” significa que podemos darnos completamente, sin guardarnos nada, sin reservarnos nuestros pedacitos de independencia. Darse del todo significa no tener miedo a la vida ni a la muerte.
“Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios.” Ponerse de parte de Dios implica ese “todo”. No podemos ser de Cristo cuando el ambiente es favorable, en nuestro grupito de la parroquia, entre los que conocemos lo que piensan; y ponernos en actitud indiferente cuando sabemos que el ambiente es contrario, cuando nos jugamos el prestigio o la fama que hemos ganado en cierto grupo social. Si confías en que todo es gracia sabrás que “el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir” y vivirás con confianza.
“Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará.” Conozco a grandes blasfemos, lo dicen sin pensar y ya les corrijo sin meditarlo, directamente, estén donde estén, les intento cambiar la costumbre. Pero esos blasfemos de palabra me preocupan poco. Son más preocupantes los blasfemos de obras, los que blasfeman contra el Espíritu Santo, los que pierden la esperanza, los que creen que Dios no puede hacer nada en su vida, los que se entregan todo a sí mismos y creen que todo depende de ellos, que a Dios sólo pueden darle cosas, pero no reciben nada de Él, todo depende de su esfuerzo. Eso es blasfemar con la vida, aunque tenga palabras deliciosas en los labios.
Todo es gracia, todo nos ha sido dado. Y el primer don que recibimos es el de la vida. Hoy en Madrid habrá una gran marcha por la vida. Ponemos en manos de nuestra Madre la Virgen, la madre de todos, nacidos y no nacidos, los frutos de esa marcha y que cada día se respete toda vida.

Nota: Con permiso de la Arquidiócesis de Madrid