SÁBADO DESPUÉS DEL DOMINGO 1º DE CUARESMA
(II Domingo de Cuaresma en la liturgia actual)
Sermón 2º
«Tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los subió consigo a un
monte alto» Mateo 17,1 1
1.- ¿Quién me dirá que yerro, si dijere que este monte alto adonde se sube el
Salvador es María Santísima? Él mismo lo dice: Subiré a buscarte al monte de la mirra
(Ct 4,6). [Es] monte alto, por la abundancia de la gracia que sobrepujó a todos los
santos. Vino, pues, a este monte Cristo cuando se encarnó, y allí se transfiguró, pues se
hizo de rico, pobre. Dejó este monte muy adornado, porque, cuando vino, no vino sólo,
sino con Pedro, Santiago y Juan: la plenitud de la gracia. ¡Virgen Señora! En vos está la
plenitud de la gracia, la obediencia y fortaleza. Postrados nos veis, saludándoos.
Alcanzadnos la gracia, pues decimos: Ave María .
2.- San Mateo dice que aconteció este misterio seis días después que les había
predicado un sumptuosísimo sermón. Y no hay repugnancia [contradicción] entre los
evangelistas, porque San Lucas dice que [fue] después de ocho días (cfr. Lc 9,28); y San
Mateo después de seis. San Lucas cuenta los extremos, y San Mateo sólo los medios.
¿Qué es esto, mi Dios? ¿A qué fin os detenéis seis días para descubrirles este
misterio? ¿No fuera mejor que, así como los habías entristecido con las lamentables
nuevas de vuestra Pasión, que también los hubiérades alegrado mostrándoles vuestra
gloria? [San Juan] Crisóstomo dice que [lo hizo así] porque los otros no se
entristeciesen. Por eso lo calla y no lo dice más que a los tres, porque los quería mucho
y no los quería entristecer: Tomó a estos tres porque eran mejores que los otros que no
podían resistir tanto 2 .
¿Sabéis por qué aguarda seis días? ¿Por qué? Porque no v erás la gloria de Dios,
hasta que hayas puesto en olvido todas las cosas de este mundo, que fueron criadas en
seis días. Después verás a Dios transfigurado. [Dice] San Pablo: Todo lo tengo por
pérdida en cotejo del sublime conocimiento de mi Señor Jesucristo (Flp 3,8). [Esto es],
todo lo tengo por estiércol en comparación del bien tan grande que es ver a Cristo
transfigurado.
3.- Después de seis días.. . Mucho me espanto, Señor, que a solos los tres
discípulos os queráis mostrar transfigurado. ¿No valiera más que todos lo vieran? ¿Por
ventura son excomulgados o parleros [los otros]? [Dice] San Crisóstomo que [escogió]
a estos tres solos porque eran los más amados 3 . Dice Salomón: Tus cosas trátalas con tu
amigo y no descubras tus secretos a un extraño (Pr 25,9). Vive en amistad con muchos,
pero toma a uno entre mil para consejero tuyo (Ecli 6,6). Toma pues estos tres, no más,
para que entiendas que, si tienes la fe de San Pedro, la esperanza de Santiago y la gracia
de San Juan, tú verás al Hijo de Dios transfigurado.
1 Obras y sermones , vol. I, pp.213-215.
2 S AN J UAN C RISÓSTOMO , Homilía 57 sobre el Evangelio de San Mateo
3 Ibídem.
4.- Los sube a un monte alto . Señor, ya que os queréis transfigurar, ¿no es mejor
que os transfiguréis en lo llano, en el Huerto de Getsemaní? No, porque quien ha de ver
a Dios transfigurado, no ha de buscarlo en lo llano de este mundo, sino que se ha de
desollar los pies subiendo al monte. No en los deleites, sino en el trabajo, allí se
transfigura Dios. Si queréis ver a Cristo transfigurado y glorioso, habéis de apartaros de
los regalos del mundo y subir al monte de la oración.
5.- San Jerónimo dice que Jesús se apareció a los Apóstoles tal como se
presentará en el día del Juicio 4 . [Esto es], que de la manera [con] que ha de venir a
juzgar apareció, dando licencia a su alma santísima a que hiciese [se manifestase] con
aquella gloria accidental.
Y aparecieron con él Elías y Moisés , para que entiendas que es Señor de vivos y
muertos. Además, aparecieron con grande majestad . Soberano Dios, ¿qué es la causa
de que Moisés y Elías aparecieron tan gloriosos, y vuestros discípulos se quedaran con
aquellas mismas ropas que antes tenían? ¿Vos no dijisteis a vuestros discípulos:
Vosotros sois mis amigos ? (Jn 15,14) ¿Por ventura queríais más a los profetas que a
ellos? ¿Vos no dijisteis: Ya no os llamo siervos, sino amigos ? (Ibíd. 15) Pues, ¿cómo
ellos no se muestran con ropas de fiesta? ¿Sabéis por qué? Porque Dios quiere honrar
[a] los muertos que en esta vida por él fueron castigados. Castigó Dios a Moisés,
privándole de entrar en la tierra de promisión. [Por eso] ahora quiere mostrar, que los
que entonces padecieron los azotes de Dios con paciencia, los remunera con gloria. Y
porque los Apóstoles aún no habían sufrido los azotes de los martirios, por eso no
aparecen con ropas de gloria.
6.- Pues veamos, Señor, ya que estáis en tanta gloria, ¿qué pláticas son las
vuestras? [San Lucas]: Hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén
(Lc 9,31). [Esto es], del exceso, y bien exceso [que iba a realizar], pues cuanto hizo
Cristo en su Pasión fue exceso. ¿Qué es esto, mi Dios? ¿Treinta y tres años que andáis
sobre la tierra tratando de trabajos, y aún un rato que gastáis en descanso y gloria de
vuestro cuerpo, aún habláis allí y tratáis de la Cruz y [los] dolores que tenéis de
padecer? No os espantéis, que son tan quemantes los amores que tengo a los hombres,
que jamás puedo quitar, sino pensar, cómo podré aprovecharles y remediarles. ¡Oh, mi
Dios!, ¡y cuántos hallarás que no te paguen con la misma moneda!
7.- San Pedro, que vio la majestad, quietud y descanso, quedó su alma tan fuera
de sí, que dice al Señor: «Señor, quedémonos aquí y si queréis hagamos tres
tabernáculos». ¡Oh Pedro, cómo yerras! ¿No sabes que no hay más de una
bienaventuranza? ¿No sabes que yerras en querer tu último fin en esta tierra? ¿No sabes
que con ese cuerpo mortal y terreno no has de ver a Dios? No os maravilléis, señores,
que San Pedro dijese estas cosas, porque le había embriagado la gloria y el amor de su
Maestro. Porque había oído que había de ir a Jerusalén y que había de morir, ¿qué mejor
medio que quedarse allí y no ir a Jerusalén?
No es cosa, señores, de maravillar que una poca gloria que había visto San Pedro,
le hiciese olvidar todas las promesas que le había prometido Cristo, que había de ser
cabeza de la Iglesia. Cosa de admirar [es] que una gota del vino de la gloria le haya
hecho tanto ensecular. ¿Qué será cuando a pecho beba de la plenitud de la gloria,
adonde se saciará de la abundancia de su casa ? (Sal 35,9). Si viendo San Pedro a
Moisés y a Elías en majestad, le toma tanta gana de no partirse de allí, ¿qué será cuando
4 S AN J ERÓNIMO , Homilía sobre San Mateo , cap.17.
se vea en compañía, no solamente de aquellos dos profetas, pero en compañía de tantos
patriarcas, evangelistas, apóstoles y confesores? Entonces [sí] será bueno decir: Señor,
bueno es que nos estemos aquí (Mt 17,4). Entonces no dirán Jerónimo y Remigio:
«Pedro te equivocas», porque [dice el Salmo]: Dichosos los que moran en tu casa,
Señor, perpetuamente te alabarán (Sal 83,5).
Estando San Pedro en esta porfía, bajó una nube clara. En la Ley Vieja, cuando
Dios bajó a dar la Ley, como venía para espantar, bajó en una nube oscura; pero en la
Ley de la gracia, en la Ley evangélica, baja con nube clara, porque no viene a espantar,
sino a aplacar y consolar. Cuando aún estaba hablando Pedro, una nube luminosa los
cubrió (Mt 17,5).
8.- Y se oyó una voz desde la nube que decía: Este es mi Hijo predilecto, en
quien me he complacido: escuchadle (Mt 17,5). [Esto es]: «Éste es mi Hijo muy amado,
oídle, porque en él están encerrados los graneros de mi sabiduría». Oída esta voz,
cayeron de ojos en tierra, porque los temerosos de Dios luego caen de ojos,
reconociendo su culpa; pero los malos, acometen al cielo con su boca (Sal 72,9). Luego,
el Señor los levantó, porque a los buenos el Señor los consuela con el auxilio del cielo,
en este mundo por su gracia, y allá transfigurados en gloria, a la cual nos conduzca
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.