COMENTARIO A LA LITURGIA DEL DOMINGO
I Domingo de Cuaresma, Ciclo A
Amigos estamos en el primer domingo del Tiempo de la Cuaresma, donde la Iglesia
nos invita a preparar nuestro espíritu y nuestro ser para celebrar con alegría el
misterio mayor de nuestra fe, la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. En este
Ciclo de Lecturas A la liturgia nos propone reflexionar con parte de los capítulos 2 y
3 del Libro del Génesis; el capítulo 5 de la Carta del Apóstol san Pablo a los
Romanos, y como evangelio leeremos parte del capítulo cuarto de San Mateo. El
Salmo de este domingo es el salmo penitencial por excelencia, el salmo compuesto
por el Rey David después de su gran pecado, el salmo 50 al que responderemos
con las mismas palabras del rey arrepentido, “Misericordia, Seor, hemos pecado”.
El pecado está en el centro de las dos primeras lecturas de este primer domingo de
cuaresma, y con el evangelio que narra las tentaciones sufridas por Jesús, nos
presenta el cuadro total de actuación del enemigo, que tiene como tarea
fundamental alejarnos del amor de Dios, de su presencia, hacernos pecadores. En
el Génesis se nos narra como fue la primera tentación y la primera caída, la que
nos ha hecho a todos pecadores, como descendientes de esos primeros padres. El
tentador, el demonio, presentado como una serpiente, busca persuadir a la pareja
creada por Dios, y logra convencer a la mujer de lo bueno que era acceder a su
propuesta. Una propuesta que ponía a Dios como mentiroso, preguntándole a la
mujer si Dios había hecho una prohibición general de comer de todos los árboles.
La mujer le responde con sinceridad, ya que Dios sólo les había prohibido comer de
uno solo de esos árboles, lo que permite a la serpiente establecer el sentido del
pecado: “no morirán. Bien sabe Dios que cuando coman de ese árbol se les abrirán
los ojos y serán como dioses”. Esta es la esencia del pecado, el pretender hacernos
nosotros mismos dioses, dueños de nuestra propia vida y de nuestros actos,
dejando de lado al creador, apartándonos de él. Y ese mecanismo del pecado es
exactamente igual en nuestros días, porque hoy, tal vez de manera más sofisticada,
pretendemos hacernos dioses de nosotros mismos, con nuestras decisiones y
acciones. Lo que hace sigamos necesitando de un Mesías, de un Salvador que nos
saque de las garras de la muerte del pecado.
Si en el Génesis se nos muestra el mecanismo del pecado y sus consecuencias, en
el evangelio Mateo nos muestra el mecanismo de la tentación que es la etapa
previa al pecado. Recordemos que en Padre Nuestro Jesús dice que digamos a Dios
que no nos deje caer en la tentación. De hecho, él mismo estuvo sometido a ella. Y
cómo actúa el enemigo en la tentación. Primero espera a que Jesús esté débil,
después de cuarenta días de ayuno. No lo tienta cuando piensa que está fuerte,
sino cuando cree que puede ser vulnerable. Y la primera tentación tiene que ver
con el hambre, “Si eres Hijo de Dios, dile a estas piedras que se conviertan en
pan…”. Jesús cita la escritura y rechaza la tentación. La segunda tiene que ver con
el poder, “tírate de esta altura del templo y dile a los que no te dejen tropezar en la