Stmo. Cuerpo y Sangre de Cristo - A
Evangelio de la Misa: Jn 6,51-59 - El alimento espiritual
El largo discurso de Jesucristo sobre la Eucaristía, el llamado discurso
eucarístico del cap. VI de san Juan, abre horizontes insospechados a quienes le
escuchan.
Aquellas gentes, además de contemplar admirados el milagro de la
multiplicación de los panes y de los peces, tienen que agrandar su admiración
por las palabras que les dice: El, Jesús, les dará a comer su carne como el
verdadero pan del cielo; y quien no lo coma no alcanzará la vida eterna.
Los Apóstoles solo lo entenderán en la Ultima Cena, y los cristianos lo
“entendemos” cuando comulgamos frecuentemente con fe y devoción.
__________________________________________
Oración para cada día de la semana
Señor, Jesús, que nos has dicho que eres el ”pan vivo” bajado del cielo,
y que hemos de “comerte” si queremos tener o alcanzar la Vida eterna;
te pido, en primer lugar, humildad y fe para acoger tus palabras.
No son fáciles de comprender a primera vista, pero
¡que agradables y reconfortantes se hacen cuando te recibimos
en la Comunión con fe y devoción! ¡Cómo lo han entendido
todos los cristianos santos y ejemplares, que nos han precedido!
Todos los santos han centrado su vida en la piedad eucarística;
y en Ella, y desde Ella, han sacado fuerzas para santificarse
y servir a los demás; y por tanto para ver en los demás
–sobre todo en los pobres y necesitados– a Ti mismo.
Señor, que también yo, como los santos asiente mi vida en la piedad eucarística
participando en la Santa Misa y comulgando con frecuencia.
Que el Sagrario sea mi casa de Betania, donde me encuentre a gusto
contigo, para fomentar esa amistad y ese amor que debe mantenernos unidos.
¡Con qué claridad, Señor, nos hablas de la Vida Verdadera y qué rotundo eres en
tus afirmaciones para que te recibamos, te comamos, te comulguemos.
Quiero “saborear” tus mismas palabras para que nunca las olvide.
“Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre,
no tendréis Vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene Vida eterna, y yo le resucitaré el último día”.
Que ni vida interior, Señor, y mi caridad con el prójimo, encuentren
en la Comunión diaria (o frecuente) el verdadero alimento espiritual
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez