Cuaresma 2011 “Dejando que Dios entre en el corazón”
Sábado 19 de Marzo de 2011
San José
2Samuel 7,4-5a.12-14a.16 El Señor Dios le dará el trono de David, su padre
Salmo responsorial: 88 Su linaje será perpetuo.
Romanos 4,13.16-18.22 Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza
Mateo 1,16.18-21.24a José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con
José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero,
apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le
dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura
que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre
Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados." Cuando José se despertó, hizo lo que
le había mandado el ángel del Señor.
Celebrar a San José es observar a un hombre obediente y justo. Obediente
porque sabe que el que obedece no se equivoca. Justo porque sabe que Dios le ha
dado un corazón lleno de paz para vivir en la justicia. Es decir, dando a cada quien
lo que le corresponde.
Hoy todos andamos como alocados, no descansamos y el ejemplo de José
es maravilloso. Sin desesperarse se llena de sencillez y santidad para saber
escuchar a Dios, quien a través del ángel le comunica su amor.
Durante su vida, que fue una peregrinación en la fe, José, al igual que
María, permaneció fiel a la llamada de dios hasta el final. La vida de ella
fue el cumplimiento hasta sus últimas consecuencias de aquel primer
pronunciado en el momento de la anunciación, mientras que José -como
ya se ha dicho- en el momento de su no pronunció palabra alguna.
Simplemente él (Mt 1, 24). Y este primer es el comienzo del camino de
José. A lo largo de este camino; los Evangelios no citan ninguna palabra
dicha por él. Pero el silencio de José posee una especial elocuencia:
gracias a este silencio se puede leer plenamente la verdad contenida en
el juicio que de él da el Evangelio: el (Mt 1, 19)"
(Juan Pablo II)
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