EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
II Domingo de Cuaresma A
Libro de Génesis 12,1-4.
El Señor dijo a Abrám: "Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que
yo te mostraré.
Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una
bendición.
Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré al que te maldiga , y por ti se
bendecirán todos los pueblos de la tierra".
Abrám partió, como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él. Cuando salió
de Jarán, Abrám tenía setenta y cinco años.
Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 1,8-10.
No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su
prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario
padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios.
El nos salvó y nos eligió con su santo llamado, no por nuestras obras, sino por su
propia iniciativa y por la gracia: esa gracia que nos concedió en Cristo Jesús, desde
toda la eternidad,
y que ahora se ha revelado en la Manifestación de nuestro Salvador Jesucristo.
Porque él destruyó la muerte e hizo brillar la vida incorruptible, mediante la Buena
Noticia,
Evangelio según San Mateo 17,1-9.
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó
aparte a un monte elevado.
Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus
vestiduras se volvieron blancas como la luz.
De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí
mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se
oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo
puesta mi predilección: escúchenlo".
Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor.
Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: "Levántense, no tengan miedo".
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No hablen a nadie de esta visión,
hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Efrén (v. 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia
Opera Omnia, p. 41
«Este es mi Hijo muy amado »
Simón-Pedro dice: « ¡Señor, es bueno estar aquí! » ¿Qué dices, Pedro? Si
permanecemos aquí, ¿quién realizará las predicciones de los profetas? ¿Quién
sellará las palabras de los heraldos? ¿Quién llevará hasta su término los misterios e
los justos? Si permanecemos aquí ¿en quién se cumplirán estas palabras:« Han
atravesado mis manos y mis pies»? ¿En quién se cumplirán estas palabras: « se han
repartido mis vestiduras, han echado a suertes mi túnica»? (Ps 21,17.19; Jn 19,24)
¿Quién realizará el anuncio del salmo: « Por alimento, me dieron hiel y para mi sed,
me dieron vinagre » ? (68,22; Mt 27,34; Jn 19,29) ¿Quién vivirá la expresión: «
Libre entre los muertos » ? (Ps 87,6 hbr) ¿Cómo se ejecutarán mis promesas, cómo
se construirá la Iglesia?
Y Pedro dice aún: « Hagamos aquí tres tiendas, una para ti, una para Moisés,
una para Elías». Enviado para construir la Iglesia en el mundo, Pedro quiere levantar
tres tiendas en la montaña. No ve aún a Cristo más que como hombre, lo pone a la
par de Moisés y Elías. Pero Jesús le muestra pronto que no había necesidad de
tienda. Era Él quien durante 40 años, había levantado una tienda para los Padres,
una tienda de nube cuando permanecieron en el desierto (Ex 40,34).
« Hablaban aún, y he aquí que una nube luminosa les cubrió con su sombra ».
¿La ves, Simón, esta tienda levantada sin esfuerzo? Destierra el calor, sin conllevar
tinieblas, tienda brillante y resplandeciente. Mientras que los discípulos se
extrañaban, una voz venida del Padre se hace oír en la nube: « ¡Este es mi Hijo muy
amado, en quien tengo todas mis complacencias, escuchadle! »... El Padre enseñaba
a los discípulos que la misión de Moisés estaba cumplida: en adelante es el Hijo a
quien deberán escuchar. El Padre, en la montaña revelaba a los apóstoles lo que les
quedaba oculto: « El que es » revelaba « El que es » (Ex 3,14), el Padre hacía
conocer a su Hijo.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”