EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la III Semana de Cuaresma
Libro de Daniel 3,25.34-43.
El replicó: "Sin embargo, yo veo cuatro hombres que caminan libremente por el
fuego sin sufrir ningún daño, y el aspecto del cuarto se asemeja a un hijo de los
dioses".
- «Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre, no rompas tu
alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia. Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo;
por Israel, tu consagrado;
a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como
la arena de las playas marinas.
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos
humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados.
En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni
sacrificios, ni ofrendas, ni incienso; ni un sitio donde ofrecerte primicias, para
alcanzar misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados. Que
éste sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia: porque los que
en ti confían no quedan defraudados.
Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro,
no nos defraudes, Señor. Trátanos según tu piedad, según tu gran misericordia.
Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor.»
Evangelio según San Mateo 18,21-35.
Entonces se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a
mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".
Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con
sus servidores.
Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.
Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos
y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré
todo".
El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios
y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'.
El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'.
Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a
contarlo a su señor.
Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.
¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí
de tí?'.
E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo
que debía.
Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a
sus hermanos".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Las liturgias bizantinas y orientales de la Cuaresma
Oración de san Efrén el Sirio
Tener piedad de nuestro prójimo como Dios tuvo piedad de nosotros
Señor y Maestro de mi vida,
no me abandones al espíritu de la pereza, del desánimo,
de dominación y de vana charlatanería.
(Prosternarse)
Dame la gracia, a mí tu servidor/tu sierva,
del espíritu de castidad, de humildad, de paciencia y de caridad.
(Prosternarse)
Sí Señor y Rey, concédeme ver mis faltas
y no condenar a mi hermano,
tu que eres bendito por los siglos. Amén.
(Prosternarse.
Después se dice tres veces inclinándose hasta el suelo)
Oh Dios, ten piedad de mí, pecador.
Oh Dios, purifícame, pecador.
Oh Dios, mi creador, sálvame.
¡De mis numerosos pecados perdóname!
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