Jesús nos muestra el camino para seguirlo.
29/03/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35
En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: «Si mi hermano me
ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le
contestó: «No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete».
Entonces Jesús les dijo: «El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso
ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos
millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su
mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor,
arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo
pagaré todo”. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo solt y hasta le perdon la
deuda.
«Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros,
que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba,
mientras le decía: “Págame lo que me debes”. El compaero se le arrodill y le
rogaba: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Pero el otro no quiso
escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
«Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al
rey lo sucedido. Entonces el seor lo llam y le dijo: “Siervo malvado. Te perdoné
toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido
compasin de tu compaero, como yo tuve compasin de ti?” Y el seor,
encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo
que debía.
«Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de
corazón a su hermano».
Oración introductoria
Señor Jesús te ofrezco mi vida y muy especialmente este momento de oración.
Creo, espero y quiero amar con la plenitud que Tú me amas, para que así perdone
como Tú me perdonas. Dame la sabiduría para conocer el camino que me señalas y
la fortaleza para recorrerlo.
Petición
Dios mío, ayúdame a descubrir tu verdad y tu camino, para vivir en plenitud.
Meditación
«En efecto, perdonar a alguien equivale a decirle: no quiero que mueras, sino que
vivas; quiero siempre y slo tu bien. (…) Todo esto el Seor Jesús lo hizo por
nosotros. Lo hizo para salvarnos y, al mismo tiempo, para mostrarnos el camino
para seguirlo. La salvación, de hecho, es don, es gracia de Dios, pero para tener
efecto en mi existencia requiere mi asentimiento, una acogida demostrada con
obras, o sea, con la voluntad de vivir como Jesús, de caminar tras Él. Seguir a
Jesús en el desierto cuaresmal es, por lo tanto, condición necesaria para participar
en su Pascua (…). Adán fue expulsado del Paraíso terrena, símbolo de la comunin
con Dios; ahora, para volver a esta comunión y por consiguiente a la verdadera
vida, la vida eterna, hay que atravesar el desierto, la prueba de la fe. No solos, sino
con Jesús. Él como siempre nos ha precedido y ya ha vencido el combate
contra el espíritu del mal. Este es el sentido de la Cuaresma, tiempo litúrgico que
cada año nos invita a renovar la opción de seguir a Cristo por el camino de la
humildad» (Benedicto XVI, 17 de febrero de 2010).
Reflexión apostólica
«La pobreza de espíritu es condición indispensable para el crecimiento del ser
humano y el desarrollo de múltiples virtudes, pues mantiene el alma abierta a Dios
y a los hombres; crea un clima espiritual propicio a la docilidad interior, a la
oración, al diálogo, a la colaboración; alimenta la esperanza; engendra la justicia y
la misericordia; aumenta el amor y dona serenidad, paz y libertad de espíritu»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 195).
Propósito
Rezar hoy por una persona a quien me cueste perdonar.
Diálogo con Cristo
Dios mío, no quiero negarme a perdonar porque eso me situaría lejos de Reino. Tu
misericordia debe ser la medida con la que yo perdone las ofensas de los demás.
Ayúdame a crecer en la humildad, virtud necesaria para poder perdonar. Esta
Cuaresma me invita a renovar mi opción de seguirte, permite que mi apertura y
respeto a todas las personas que enriquecen mi vida les trasmita el mensaje de tu
amor.
«Muchas veces juzgamos al prójimo atribuyéndole nuestros propios defectos. Sin
embargo, el corazón bondadoso busca pensar bien, justificar, perdonar,
comprender»
( Cristo al centro, n. 230).