Tiempo y Eternidad
______________________
José Manuel Otaolaurruchi, L.C.
Seres de luz
La luz y la oscuridad poseen por analogía distinto alcance y aplicación. San
Juan describe el drama de un ciego de nacimiento, de esos que nunca faltan
en los pueblos, que pasó de la desgracia a la dicha de valerse por sí mismo, de
la esclavitud a la libertad, de la tristeza a la esperanza.
Cuando la ceguera afecta a la razón se cae en el error y en la obcecación. En
este caso ya no se trata de un defecto en un órgano físico, como en el caso del
cieguecillo, sino en el oscurecimiento del sano juicio como fruto de posturas
afectadas por el odio, la soberbia, el orgullo herido, la dureza de juicio o
simplemente del que vive aferrado al error como ofuscación de la verdad. El
error de la razón engendra una amplia gama de pecados sobradamente
conocidos por todos, como por ejemplo el robo, la violencia, el homicidio, la
venganza, por nombrar algunos.
Juan Pablo II hablaba del oscurecimiento del sentido de la vida en su fase
inicial (aborto), como en la etapa terminal (eutanasia), así como de la
manipulacin a través de la anticoncepcin en todas las formas que la “cultura
de la muerte” va adelantando. Una cultura donde el hombre se vuelve el lobo
del hombre, como decía Thomas Hobbes.
En el plano sobrenatural la ceguera se puede entender en sentido amplio como
la negación de Dios, la indiferencia ante las realidades eternas, las posturas
escépticas o agnósticas que tal vez no logran plantearse con la debida
profundidad el problema de la verdad y por ello renuncian ir hasta las últimas
consecuencias en el problema de Dios. Pero en sentido estricto se puede decir
que la ceguera espiritual se refiere al pecado mortal, el único verdadero mal en
la conciencia del hombre.
La luz simboliza el bien y la verdad. El nacimiento de Cristo fue anunciado por
una estrella que resplandecía en la oscuridad de la noche. La estrella tenía un
mensaje: “Os ha nacido un salvador, el Mesías, el Seor”. En el prlogo de San
Juan, Jesús es presentado como la luz que trae la vida al mundo. “En la
Palabra estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, la luz resplandece en
las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron” (1,5).
La luz de la gracia la encontramos en la mirada inocente de un nio. “Si tu ojo
está sano, todo tu cuerpo será luminoso” (Mt 6,22). Jesucristo es el único
capaz de iluminar todas las oscuridades de la vida y de llevar al hombre a vivir
como hijo de la luz. Pero de todas las luces, la más hermosa es la del amor,
porque Dios es amor y es la fuente de la vida. Sólo el amor engendra vida y
felicidad y en este sentido hemos sido llamados a ser seres de luz.
twitter.com/jmotaolaurruchi