Carta del Obispo de Posadas para el Cuarto domingo de Cuaresma 03-04-2011.
(Cuarta parte).
La virtud de la humildad es un aporte que los cristianos podemos realizar a nuestro tiempo. Dicha virtud
requiere el ejercicio de la misma tanto en lo personal como en nuestras familias y comunidades.
También debemos señalar con dolor que muchas veces en nuestras propias comunidades cristianas,
parroquias, movimientos e instituciones, nos mimetizamos más con las prácticas de las luchas por
espacios de poder y actitudes que nacen del pecado de soberbia, que en el ejercicio de la virtud de la
humildad, que es puerta necesaria para cualquier camino de discipulado misionero tan requerido por la
evangelización en nuestro tiempo.
Al finalizar esta carta quiero subrayar una ves más la oportunidad que nos regala este tiempo de
cuaresma, teniendo en cuenta que si queremos volver a Dios, tendremos que reconciliarnos con
nuestros hermanos, y considerar en nuestro corazón a aquellos que más necesitan.
Este ao como los anteriores en nuestra Dicesis realizamos la colecta, que denominamos “del 1%” del
total de los ingresos del mes, que no hace quizá tanto referencia a un porcentaje numérico, como a la
consideración que con el aporte sacrificado que hagamos, como fruto de nuestra solidaridad,
ejercemos aquello que la Iglesia practico desde sus orígenes, que es la comunión de bienes. Con
nuestro aporte, que solo tiene valor espiritual cuando es fruto de nuestra búsqueda de Dios, podremos
ayudar a muchos hermanos en mejorar sus viviendas, ranchos y letrinas. Durante la cuaresma y
especialmente en éste fin de semana pondremos en ejercicio la comunión de bienes como una práctica
cuaresmal.
La cuaresma es un tiempo penitencial, pero también es un tiempo de gracia y esperanza por que nos
permite “volver a Dios” y a nuestros hermanos, sobre todo a aquellos que están excluidos de nuestro
corazón. Es una especial oportunidad para revisar si en este camino personal y comunitario de
discípulado y misión nos preguntamos sobre la virtud de la humildad, recordando la bienaventuranza
del Seor: “Felices los que tiene alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos”
(Mt. 5, 3).
Desde el inicio de la cuaresma venimos reflexionando sobre “la Humildad y el servicio”. Como Obispo y
pastor, deseo que durante el tiempo de preparación y conversión de la cuaresma podamos realizar un
buen examen de conciencia revisando aquellas cosas que dificultan nuestra comunión con Dios, y con
los hermanos.
Quiero insistir en este domingo sobre nuestro gesto comunitario y cuaresmal de la colecta del 1%,
como fruto de este camino de conversión.
Deseo subrayar la necesidad de ejercitar la caridad y la comunión de bienes como fruto del amor que
Dios nos tiene y el amor que debemos a nuestros hermanos. Es una forma de pedir que por lo menos
el 1% de nuestros ingresos totales del mes, ayuden a los más pobres a solucionar problemas de
vivienda, ranchos y letrinas. En la Diócesis de hecho recibimos muchas ayudas de otras Diócesis sobre
todo europeas, que son fruto de colectas de católicos en otros países. Con dichas colectas compramos
sobre todo camionetas y autos que son utilizadas en las comunidades, así como infraestructura,
salones multiusos y capillas que son indispensables para la acción evangelizadora de la Iglesia.
También recibimos muchos proyectos para caritas y ayuda de otros organismos como “Mas por
Menos”, para acciones de promocin.
Deseamos que la cuaresma nos ayude a entender un poco más que una fe viva requiere, que nos
comprometamos con las obras de caridad, y así podamos vivir con intensidad la Pascua que
celebraremos en pocos días.
Un saludo cercano y hasta el próximo domingo.
Mons. Juan Rubén Martínez.
CARIDAD Y COMUNIÓN DE BIENES: