¡OH CUÁL Y CUÁNTA RESURECCIÓN¡
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
24 de Abril de 2.011
Hermanos: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba,
donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no
a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida
en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros
apareceréis, juntamente con él, en gloria. Colosenses 3, 1- 4
¡Aleluya, Aleluya! ¡Que somos la resurrección de Cristo, que descendió al Señor,
con su vida y con su muerte, a lo más hondo del hombre, haciéndose nuestra raíz y
escondiéndose en nosotros; que, desde entonces, nuestro tronco respira ya su raíz
y aspiramos a enramar Pascua Florida y frutos de justicia y santidad!
¡Aleluya, Aleluya! ¡Que Cristo vive y es contemporáneo nuestro! ¡Que su
resurrección ha sido la verdad, la verificación, la credibilidad de Jesús y su causa; el
“visto bueno” que el Padre ha dado a la mejor criatura, al hombre más hombre, a la
obra más activa, al corazón más crucificado, a la pasión más apasionada, a la
entraa más habitada; el “nihil obstat” dado por el Cielo a la nueva edicin de
Jesús, y a los innumerables ejemplares de su nueva Presencia!
¡Aleluya, Aleluya! ¡Que el estiércol ya es vergel; y que, porque Dios ha sentado a su
derecha al que sufrió su más radical abandono, toda muerte es ya la mejor
plataforma de despliegue y promoción!¡ Que ya los pobres y oprimidos, los
pecadores y los muertos resultan los más agraciados, son carne de resurrección
obligada y los primeros llamados a venir a la vida!
¡Aleluya, Aleluya! ¡Que es la fiesta de las fiestas, el “carnaval” nunca visto donde
Cristo se pasea revestido con mil trajes, sugiriendo y asomando su presencia en los
rostros universos de las cosas y los hombres...! ¡Que es el Pan y el Agua donde
habita y que su rostro es de hortelano y de caminante y de pescador!
¡Aleluya, Aleluya! ¡Que no hay muerte, que hay ya vida para todos los sepulcros!
¡Que en el seno de la tierra y de la historia está embrionado Jesús el Señor, y su
impulso irresistible nos presiona desde dentro para llevarnos a todos felizmente a
nuestro total y definitivo!
¡Aleluya, Aleluya! ¡Que, porque ha nacido de la muerte la Vida, ya es la vida la que
tiene la primera y la última Palabra! ¡Aleluya, Aleluya!
Juan Sánchez Trujillo