EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles Santo
Libro de Isaías 50,4-9.
El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar
al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que
yo escuche como un discípulo.
El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás.
Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la
barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí
mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.
Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos
todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí!
Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar? Todos ellos se gastarán
como un vestido, se los comerá la polilla.
Salmo 69(68),8-10.21bcd-22.31.33-34.
Por ti he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro;
me convertí en un extraño para mis hermanos, fui un extranjero para los hijos de mi
madre:
porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí los ultrajes de los que te
agravian.
La vergüenza me destroza el corazón, y no tengo remedio. Espero compasión y no la
encuentro, en vano busco un consuelo:
La vergüenza me destroza el corazón, y no tengo remedio. Espero compasión y no la
encuentro, en vano busco un consuelo:
La vergüenza me destroza el corazón, y no tengo remedio. Espero compasión y no la
encuentro, en vano busco un consuelo:
pusieron veneno en mi comida, y cuando tuve sed me dieron vinagre.
así alabaré con cantos el nombre de Dios, y proclamaré su grandeza dando gracias;
Que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos.
Evangelio según San Mateo 26,14-25.
Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos
sacerdotes
y les dijo: "¿Cuánto me darán si se lo entrego?". Y resolvieron darle treinta monedas
de plata.
Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.
El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: "¿Dónde
quieres que te preparemos la comida pascual?".
El respondió: "Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro
dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'".
Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce
y, mientras comían, Jesús les dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará".
Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo,
Señor?".
El respondió: "El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a
entregar.
El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo
del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!".
Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: "¿Seré yo, Maestro?". "Tú lo has dicho",
le respondió Jesús.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Santa Teresa-Benedicta de la Cruz [Edith Stein] (1891-1942), Carmelita Descalza,
mártir, copatrona de Europa
La oración de la Iglesia
"¿Dónde quieres que hagamos los preparativos de tu cena pascual?"
Conocemos por los relatos evangélicos que Cristo oraba como oraba un judío
creyente y fiel a la Ley... Que rezó las antiguas oraciones de bendición, que todavía
hoy se rezan sobre el pan, el vino y los frutos de la tierra, nos lo atestigua el relato
de su última cena con sus discípulos, que estuvo dedicada al cumplimiento de uno
de los más sagrados deberes religiosos: a la solemne cena pascual, a la
conmemoración de la liberación de la esclavitud de Egipto. Y quizás nos ofrece,
precisamente esta cena, la visión más profunda de la oración de Cristo y la clave
para entender la oración de la Iglesia...
La bendición y la distribución del pan y del vino eran parte del rito de la cena
pascual. Pero ambas reciben aquí un sentido completamente nuevo. Con ellas
comienza la vida de la Iglesia. Sin duda, será a partir de Pentecostés cuando
aparezca abiertamente como comunidad llena de espíritu y visible. Pero es aquí, en
la Cena pascual, cuando tiene lugar el injerto de los sarmientos en la cepa que hace
posible la efusión del Espíritu. Las antiguas oraciones de bendición se han convertido
en boca de Cristo en palabra creadora de vida. Los frutos de la tierra se han
convertido en su carne y sangre, llenos de vida... La comida pascual de la Antigua
Alianza se ha convertido en la comida pascual de la Nueva Alianza
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”