DOMINGO DE RAMOS
"Bendito el que viene en nombre del Señor" Mateo 21,9 1
1.- La Iglesia nos propone hoy la consideración de la entrada del Señor en Jerusalén, que fue la
más suntuosa que jamás tuvo ningún rey, ni emperador. Y fue tan admirable, porque una gran cantidad
de gente, incluidos los niños cual tordicos, alondras o pardillos, cantaba las palabras de nuestro
tema: Bendito el que viene en el nombre del Señor , según aquello que afirma David: De la boca de los
niños y de los que están aún pendientes del pecho de sus madres, hiciste salir una perfecta alabanza
(Sal 8,3). Y lo mismo debemos hacer nosotros, bendiciéndole por su venida. Vino de Betania, esto es,
obedeciendo a su Padre, al Monte de las Olivas, es decir, a nuestra Señora, que es un monte muy alto y
florido con todo clase de perfecciones; y se le llama Monte de las Olivas, por su misericordia, como
dice el Salmo: Monte de Dios, monte fértil (Sal 67,16). Además, el camino por donde vino el Hijo de
Dios a nosotros fue la Virgen, y mediante ella debemos encaminarnos todos a Dios, pues como canta
la Iglesia en su liturgia: Virgen santísima, no te apartes de los pecadores, porque sin ellos nunca
hubieras merecido el Hijo que tienes . La Virgen está simbolizada también por la paloma que Noé soltó
del Arca y que luego le trajo un ramo de olivo en el pico. Por todo ello, supliquémosle nos alcance la
gracia, diciéndole: Ave María .
2.- Nuestro Señor determinó entrar en Jerusalén con todo este aparato, cinco días antes de su
Pasión, para que cuadrase lo figurado con la figura, ya que en el libro del Éxodo se establecía que
cinco días antes de la Pascua llevasen el cordero pascual al lugar santo con ramos y cánticos (cfr. Ex.
12). Y esta entrada de nuestro Señor fue tan célebre que, como decía antes, jamás en el mundo hubo
otra igual, tanto para los emperadores como para los reyes. Muchas veces había entrado él antes en
Jerusalén, pero nunca le habían hecho tanta fiesta; y ahora, que va a morir, sí. Y esto lo hizo para que
todos nos sintamos obligados a darle gracias a Dios por su gran misericordia, puesto que, para
redimirnos a grandes y pequeños, quiso morir 2 .
3.- Cuando los grandes señores entran en una ciudad lo hacen con gran aparato externo, con
jaeces, carros, coches y con gente bien vestida, porque con todas esas cosas buscan que los honren; y
por eso mismo colocan palios sobre sus cabezas, para que se vea cuán alto es su mando. Nuestro
Señor, en cambio, no tuvo necesidad de nada de eso, y de ahí el que, en lugar de ponerle un palio por
encima, le echasen las gentes sus ropas por tierra, demostrándonos con ello que es Señor de lo alto y
de lo bajo. Los emperadores, cuando van a ser coronados, entran acompañados de muchos lacayos y de
muchos caballeros con sus libreas; Cristo, sin embargo, iba sin mudarse de ropa y con un simple asno
o pollino. Y es que los grandes de este mundo demuestran su grandeza con estas cosas exteriores,
porque de por sí no son sino un poco de polvo; pero Cristo, como era Dios y hombre verdadero, no
necesitó de nada de todo eso.
4.- Esta entrada de Cristo fue prefigurada en la que hizo David después de haber vencido al
gigante Goliat, que sin mudarse de ropa, con su zamarra y cayado, fue recibido al canto de: Saúl ha
muerto a mil y David ha muerto a diez mil (1 R 18,7). De igual manera Cristo iba a vencer el demonio
el Viernes Santo y hoy presagia esta fiesta. También fue prefigurada esta entrada de Cristo en la
entronización de Salomón como rey, cuando David mandó a Natán y a Sadoc que lo paseasen por
1 Obras y sermones , vol. I, pp.445-448
2 San Luis pone esta nota a continuación: "Véase el Sermón tercero para este domingo de San Vicente Ferrer. Y además explica cómo
hoy la Iglesia proclama la Pasión con cantos y alegría, con el fin de festejar los frutos de la muerte de Cristo, que consistieron en alcanzar
nuestro remedio. En cambio el Viernes Santo proclama la Pasión con llanto, por el respeto que se merece la persona que la estaba
padeciendo".
Jerusalén como a un señor y lo proclamasen rey entre cantos y signos de júbilo por parte de todo el
pueblo (cfr. 3 R 28-40). Por otra parte, nuestro Señor quiso entrar de esta manera, para dar
cumplimiento a las profecías acerca de él, y para confundir la soberbia del mundo, mostrando cuán
voluntariamente venía a padecer. Demostró su divinidad, moviendo los corazones de todos y las
lenguas de los niños a ensalzarlo con sus alabanzas; y mostró asimismo su humildad al escoger los
animales más simples del mundo para su entrada triunfal. Pues, en efecto, el asno era figura de la
Sinagoga, y el pollino de la gentilidad. Y es que ambos pueblos tenían que recibir la fe de Cristo.
5.- Pero notad que la gente de Jerusalén era tan inconstante y tan mal mirada que al que reciben
hoy con grandes regocijos, le matarán dentro de cinco días. Si hubieran matado al hijo de un rey o de
un emperador desconocido, aún sería pasadero. Pero que hoy reciban y coronen a Cristo como rey, y
que luego le maten con muerte de cruz, es cosa que espanta. Los que hoy cantan Bendito el que viene
en nombre del Señor , el próximo viernes gritarán que prefieren a Barrabás. Hoy esos mismos se quitan
sus vestiduras para alfombrar el paso de Cristo, y el viernes le quitarán a éste las suyas. Hoy enraman
su paso con palmas y olivos, y el viernes le colocarán una corona de espinas y le azotarán sus espaldas.
Hoy Cristo camina entre sus Apóstoles, y el viernes lo pondrán sobre la cruz entre dos ladrones. Por
las mismas calles en las que hoy le cantan y aclaman, el viernes lo llevarán ajusticiado al son de un
pregonero público. Y la misma gente que hoy le alaba, el viernes lo matará. En fin, el Señor entra en
Jerusalén como los justadores. Cuando traen a un mantenedor a la justa, veréis que lo acompañan
muchos menestriles con trompetas y atabales, e incluso sus parientes y amigos van tras él. Pero luego
lo dejan sólo en la tela, en donde los aventureros asestan sus lanzas, y corre gran peligro. Pues bien,
hoy llevan a Cristo con muchas honras y cantos, pero el viernes lo veréis en la tela de la cruz, en donde
le aplicarán lanzadas, clavos y azotes 3 .
6.- Por lo dicho podéis muy bien comprender cómo el mundo está armado a base de falsedades.
Las mismas personas que hoy le reciben, con cantos y despojándose de sus ropas, por las mismas
calles de Jerusalén, dentro de cinco días ésas mismas lo acosarán de vituperios y le quitarán sus ropas.
Y una de las mayores afrentas que le hicieron es colgarlo desnudo sobre la cruz, siendo como era tan
santo y tan justo. Por eso la Virgen se quitó su velo y lo cubrió para que no apareciese ante todos
desnudo. De donde se sigue que no hay que confiar en el mundo, porque es como un saco roto por el
que todo se cuela, o como una cesta que mientras está en el agua aparece llena, y cuando se la saca de
ella se vacía. Las glorias del mundo hoy son, y mañana perecen. Así lo declaró Dios por Isaías:
¡Clama!, y no ceses . A lo que el profeta le replicó: ¿Qué es lo que he de clamar? Clama, dijo, porque
toda carne es como heno, y toda su gloria es como flor del prado (Is 40,6). Es decir, que las glorias de
este mundo, las riquezas, los deleites y las honras son como una flor del campo que por la mañana se
abre y por la tarde se marchita. ¡Qué inconstante es el mundo! Todos los ríos desembocan en el mar
(Ecl 1,7). Las aguas del mar son desabridas, gruesas y amargas. En cambio las de los ríos son dulces,
finas y apacibles; pero en cuanto entran en el mar se tornan de la misma condición que las otras. Los
ríos representan las prosperidades, deleites, fiestas y honras de este mundo que se acaban presto y
desembocan en amargura.
7.- Dijo San Pablo: La escena de este mundo pasa (1 Co 7,31). Es como la estatua de
Nabucodonosor, cuya cabeza era de oro, pero los pies los tenía de barro. Pues este mismo es el
fundamento en donde se apoya y adonde desemboca la sabiduría, el poder y la elocuencia mundana. Y
lo mismo ocurre con el pavo real que en cuanto mira a sus pies se deshace la hermosura de su cola. Por
eso no hay que hacer caso de cuanto nos ofrece el mundo, porque un día alaba y al otro vitupera. A
este propósito es de notar lo que escribe San Lucas cuando refiere que al ver Jesús la ciudad de
Jerusalén lloró sobre ella, diciendo: ¡Si en este día hubieras conocido tú también la visita de la paz,
pero se oculta a tus ojos! Porque vendrán días sobre ti en los cuales tus enemigos levantarán
trincheras contra ti, te cercarán y oprimirán por todas partes; te estrellarán contra el suelo a ti y a tus
hijos que vivan dentro de ti. No dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo
de tu visitación (Lc 19,41-44). Es decir, que lloraba sobre ella porque la veía muy suntuosa, y al cabo
3 San Luis al llegar aquí seala: “Véase U TINO en su sermn para este domingo”.
de cuarenta años sería destruida. Con lo cual se nos enseña que en los momentos de regocijo de este
mundo no debemos olvidar que su fin y paradero serán las amarguras.
8.- ¡Oh, si pensásemos más en cómo pasan las cosas de este mundo! Por una parte, los moros,
los infieles y los herejes se pierden; y por otra, muchos cristianos se encuentran cautivos en las
prisiones y en los hospitales. Por eso, todo lo de este mundo hay que ponerlo bajo los pies. Sólo los
que gozan de Dios en el cielo tienen descanso para siempre. En este mundo todo es llanto y gemir, y
cargar con la cruz, tal como el Señor nos lo recomendó al decir: Quien no toma su cruz y me sigue, no
es digno de mí (Mt 10,38).
9.- Comenta 4 los servicios que aquellas gentes prestaron a Cristo quitándose sus ropas y
poniéndolas a sus pies por donde él pasaba. Esto hacen los mártires y los que mortifican la carne.
Recomienda también durante esta semana la penitencia, la oración y el recogimiento. Pero, explica
además, que aquellas gentes le cortaron ramos de palmas. Esto mismo hacen las religiosas y las
vírgenes, según aquella sentencia del Salmista: El justo florecerá como una palmera en la casa del
Señor (Sal 91,45). Característico de la palmera es que, aunque se encuentre plantada entre piedras, y
expuesta al sol y al frío, siempre está verde. Pues eso mismo le ocurre al buen religioso. Por otra parte,
la palmera tiene áspero el tronco y es muy alta como el chopo; porque la vida religiosa ha de ser áspera
y casi alcanza ya el premio de la otra vida en ésta. Ahora bien, de la palmera se recogen los frutos con
dificultad, lo que no sucede con los otros frutales. Pues lo mismo acontece con el religioso, que el
demonio le hace caer con dificultad, por su recogimiento y clausura; cosa que no tienen los seglares, y
por eso están más expuestos a muchas ocasiones de pecado.
10.- Comenta asimismo la humildad de Cristo al entrar sobre un asno y no sobre un caballo, para
que se cumpliese la profecía de Zacarías: Decid a la hija de Sión: he aquí que viene a ti tu rey, justo él
y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna (Za 9,9). De esta manera nos
mostró su humildad, sin la cual no puede alcanzarse el cielo, según aquella sentencia evangélica: El
que se humilla será ensalzado (Lc 14,11); y aquélla otra: Aprended de mí que soy manso y humilde de
corazón (Mt 11,29). ¿Acaso no es verdad que el Espíritu de Dios sólo reposa sobre los humildes ? El
Espíritu Santo es como el pajarito que no se asienta sobre el tronco gordo, sino sólo sobre la ramita
verde. Aplica esto a lo que estamos diciendo, y cuenta el ejemplo de aquel religioso que pedía a Dios
regalos, y se quejaba a Cristo de que, si hubiera servido al turco, quizás hubiera obtenido mayores
beneficios que sirviéndole a él. Y se cuenta que el tal religioso fue al instante mal herido, y que,
cuando fue curado, escuch que le decía el Seor: “Si no te tienes por más vil que el lodo que pisas, no
serás digno de mis visitas”.
11.- Decid a la hija de Sión , esto es, al alma, que ése es tu rey, que viene y muere en la cruz para
tu provecho. Estos días, los cristianos hemos de imitar a las avejas que van de flor en flor, chupan la
miel y construyen su panal. Pues lo mismo hemos de hacer nosotros: acudir a las flores de las llagas de
Cristo, pues es nuestro rey y creador. Todas las mujeres hermosas de la Sagrada Escritura, como Sara,
Rebeca, Raquel, Micol, Judit y otras, prefiguraban el alma. Hemos de cuidarla mucho; desasirla de los
vicios y pecados; y tratar de recibir en ella a nuestro esposo y Señor, Jesucristo. Las almas son suyas, y
viene a ellas rico y generoso de misericordia para otorgarles abundantes gracias.
12.- Según el Evangelio, son tres los servicios que las gentes de Jerusalén prestaron a Cristo. Por
una parte le cantaron: Bendito el que viene en nombre del Señor ; por otra parte, se quitaron sus ropas y
las extendieron por las calles por donde Cristo pasaba; y finalmente le cortaron ramos verdes 5 . Estas
ropas representan a los mártires, que entregaron su cuerpo al martirio por Cristo. Y esta voluntad
hemos de tener todos de estar dispuestos a morir por Cristo y por su Iglesia. También representan las
limosnas que se dan a los pobres; pero lo lamentable es que algunos dan su limosna a las pupilas,
después de haber pecado con ellas. Cuenta aquí el caso de aquella señora que, en este día, yendo en la
4 En este número y en el siguiente se ve claro el carácter de simple guión o apuntes para la predicación que tienen estos sermones. San
Luis utilizaba estos escritos para desarrollarlos luego de palabra en el momento de la predicación.
5 San Luis remite aquí a F RAY L UIS DE G RANADA , Sobre la vida de Cristo .
procesión, se quitó el manto y lo entregó a un pobre, viendo en él como a la asnilla en la que iba
Cristo. El camino que hizo Cristo en el día de hoy fue de Betania a Betfagé, de Betfagé al Monte de las
Olivas, de éste al valle de Josafat, de éste a Jerusalén, de la ciudad al Templo, y del Templo de nuevo a
Betania 6 . Suplica a Cristo que nos conceda aquí su gracia y después la Gloria. Amén.
6 San Luis remite de nuevo al sermón de S AN V ICENTE F ERRER para este domingo.