Casa en construcción
Somos un simple proyecto. Nada en nosotros está terminado. Somos
proceso, camino, construcción en ciernes. Mejor, semilla. Y mientras más
pequeña, mucho mejor. Los amigos de la perfección se dan de bruces cada
momento. Una gozosa aceptación de nuestras limitaciones, debilidades y
posibilidades garantiza nuestra realización.
Tanto tiempo que llevo con ustedes, dice Jesús a Felipe, y ¿No me
conocen? La escuela del discipulado es asunto de toda la vida. Las sorpresas
van apareciendo en el camino. Conocernos y conocer a los demás es tarea
pendiente siempre. Qué tal, ¿Conocer a Dios? Jesús es la cara del Padre.
Viéndolo a Él, vemos al Padre. Pero ni aún así, los discípulos entendían.
Para nosotros, el asunto queda más cuesta arriba.
La fe es sinónimo de creación. Creer es crear. Y toda creación, a no ser que
lo diga Dios con su Palabra, es lenta, evolutiva, procesal. Por eso se dice
que la comunidad primera “crecía…”. Claro que también crecían los
problemas. Son los ajustes normales de la vida. También de la vida de fe.
Es dentro de la comunidad donde la fe va limando asperezas, confrontando
luchas, creciendo.
Pedro nos lo dice con una figura más cercana: “Somos piedras de una
construcción”, “piedras vivas”. ¡Piedras vivas! Así de simple. No somos islas,
ni piedras muertas. Estamos injertos dentro de una comunidad, organismo
vivo, la Iglesia, Cristo total. Y participamos de su propia vida, como
miembros activos, dinámicos que entrelazan sus vidas con todos los demás
en crecimiento permanente, en interrelación continua.
Cochabamba 22.05.11
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com