XXI DOMINGO ORDINARIO – A
Evangelio: Mat 16,13-20 - Tu eres el Cristo
Tan acostumbrados estamos ahora a las encuestas de todo tipo, que no
puede extrañarnos que ya Jesucristo las realizara. “¿Quién dice la gente que es
el Hijo del Hombre?” es decir, ¿qué opina la gente de mí?
En palabras de los apóstoles las opiniones eran muy variadas. Pero sobre
todo le interesa lo que piensan ellos, los apóstoles, de El. En ese momento,
Simón Pedro, como sin darse cuenta, hace la afirmación más atrevida, pero más
acertada sobre Jesucristo. “Tu eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”. Y aprovecha
Jesús la ocasión para comunicarle su propuesta: “Tú eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré la Iglesia”.
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También ahora, Señor, son muy variadas las opiniones sobre tu
persona
y tu mensaje, pues parece que todos, creyentes o no, sabios o menos
cultos,
bien intencionados o mal pensantes, se atreven a opinar sobre Ti.
Dame sentido común, prudencia sabia y visión sobrenatural,
para no dejarme llevar de las opiniones o teorías, tan subjetivas
como equivocadas, tan ignorantes y atrevidas como retorcidas e
interesadas.
Con San Pedro me reafirmo en mi convencimiento, histórico y
racional,
sobre tu personalidad humana y divina, y me acojo a la fe profunda y
firme,
gozosamente comprometida con el Bien y la Verdad, para decirte, una vez
más: “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”.
Tu eres, Señor, quien me enseña la Verdad, y quien orienta mis
pasos
por el camino verdadero, que conduce a la paz, a la solidaridad,
al verdadero progreso humano y sobrenatural y al final al cielo.
Tu eres, Señor, la luz que ilumina mi mente y mi corazón para entender
la vida y la muerte, la alegría y el dolor, el trabajo y el sacrificio.
Estoy convencido que siguiéndote a Ti encuentro y disfruto la verdadera
Vida,
que llena el corazón y hace plenamente felices en este mundo y después
en el cielo. Señor, que nunca olvide estas verdades, que nunca abandone
este camino, y que nunca pierda esta Vida sobrenatural.
Y, si en algún momento me desvío de tu camino y de tu verdad
por el pecado, sepa arrepentirme, pedirte perdón y confesarme cuanto
antes.
Para mantener más viva y gozosamente operativa
esta vivencia cristiana nos dejaste la Iglesia, dirigida por Pedro
y los Apóstoles, y ahora por el Papa, los Obispos y los Sacerdotes.
Te pido por ellos, para que nunca nos faltan estos, tus ministros,
y para que sean santos y nos animen a seguirte más fielmente.
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez