XXIX DOMINGO ORDINARIO – A
Evangelio: Mat 22,15-21 - Amor a la verdad,
respeto a la libertad
Elocuente lección para todas las épocas la que ofrece este pasaje
evangélico. Los enemigos quieren comprometer a Jesús con una cuestión
aparentemente difícil de resolver, y por supuesto ladinamente tramposa. “¿Es
lícito pagar tributo al Cesar o no?”. Pretendían tenderle una trampa. Cualquier
contestación que dé, será motivo para la crítica y la acusación.
Pero Jesús sabía más, y no solo se desembaraza y sale airoso de la
trampa, sino que ofrece una lección maravillosa, y siempre oportuna y válida
para todos los tiempos y para todos los hombres, cristianos o agnósticos,
eclesiásticos o laicos, Iglesia o poder civil.
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Gracias, Señor, por lección que me das de prudencia y caridad,
de valentía y honestidad, de respeto y secularidad, de “pillería” y lealtad.
Por desgracia, Señor, el comportamiento de los fariseos actuales es
frecuente
en la vida social, y sus diatribas y engaños, me hacen sufrir y me quitan la
paz.
Ayúdame a ser como Tú, o por lo menos a tenerte siempre
por modelo, para que cuando falle me arrepienta cuanto antes.
Y que nunca actúe, Señor, como aquellos fariseos, sino que la sinceridad
y la lealtad sean habituales en mi comportamiento y en mi vida social.
Señor, ni palabras, ni gestos mentirosos u ofensivos para nadie.
Por otra parte, quiero aprender la lección de la secularidad
y de la auténtica piedad y la verdadera religiosidad.
Propendemos fácilmente a mezclar religión y política,
y a confundir una y otra en su naturaleza y sus proyectos de vida.
En otros momentos las alejamos tanto, y las enfrentamos tan agriamente,
que no distinguimos con precisión la verdadera libertad individual y social.
Que viva, Señor, mi fe y mi religiosidad tan profunda y
comprometidamente, que sirva a la sociedad con honestidad, libertad y
generosidad; y que apoyándome en mi fe cristiana sea
más trabajador y solidario en ayudar a todos y en convivir felizmente con
todos.
Que guiado por mi fe sea mas respetuoso con la libertad de mis
conciudadanos,
y más exigente con el respeto a todos los que no piensan como yo,
y más sacrificado en la ayuda a los más necesitados.
Que sea, Señor, siempre fiel a mi fe y al amor de Dios,
para que respete y ame a todos con más libertad y compromiso social.
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez