Jesús nos abre las puertas del cielo.
05/05/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36
«El que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra
pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por
encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su
testimonio.
El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Aquel a quien Dios envió
habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu.
«El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo
tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera
divina perdura en contra de él». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, Tú eres la fuente que da la vida. Sin Ti no puedo dar fruto. No permitas que
me separe de Ti y muéstrame el camino para poder alcanzar la santidad.
Petición
Jesús, enséñame a vivir como verdadero discípulo misionero tuyo.
Meditación
«Adoramos y alabamos a nuestro Señor Jesucristo, porque con su Santa Cruz
redimió al mundo. A través de su muerte y resurrección ha abierto las puertas del
cielo y ha preparado un lugar para nosotros, para que nosotros, sus seguidores,
podamos obtener una participación en su gloria. (.) Muchos podrían estar
tentados de preguntar por qué nosotros los cristianos celebramos un instrumento
de tortura, un signo de sufrimiento, de derrota y de fracaso. Es cierto que la Cruz
expresa todas estas cosas. Y, sin embargo, a causa del que fue levantado en la
Cruz por nuestra salvación, también representa el triunfo definitivo del amor de
Dios sobre todo el mal en el mundo. () Vemos claramente que el hombre no
puede salvarse de las consecuencias de su pecado. Él no puede salvarse de la
muerte. Sólo Dios puede liberarlo de su esclavitud moral y física. Y porque amaba
tanto al mundo, envió a su Hijo unigénito, no para condenar al mundo () sino
para que a través de Él el mundo se salve. () Por eso, el mundo necesita la Cruz
(Benedicto XVI, 5 de junio de 2010).
Reflexión apostólica
«No era posible para los hombres reconstruir la intimidad y amistad con Dios.
Estaban perdidos. Sólo Dios podía vencer el pecado y el mal, ofreciendo de nuevo
su gracia, reconquistando, por medio de su divina misericordia, el amor del corazón
del hombre caído. Todo esto lo realizó por la encarnación, pasión, muerte y
resurrección de su único Hijo. Así, Jesucristo Redentor se ofrece como el único
camino hacia aquella comunión con Dios que el ser humano anhela tan
profundamente» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 146).
Propósito
Rezaré esta jaculatoria varias veces al día para unirme a Jesús: «Te adoramos, oh
Cristo y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo».
Diálogo con Cristo
Dame, Señor, la gracia de amarte con un amor real que se manifieste en todas mis
decisiones. Quiero ofrecerte un amor maduro que no tema a los obstáculos y
problemas de la vida. Necesito de tu sabiduría para convertir estas pruebas en
actos de amor, porque ése es el camino para conocerte, para poder vivir y
transmitir tu amor.
«¡Qué paz, qué felicidad, qué serenidad, qué gozo, qué dulzura se experimenta
cuando se vive bajo la voluntad de Dios!, aunque esa voluntad rezume y exija
sufrimiento, dolor e incluso la muerte misma»
( Cristo al centro , n. 2344).