EN CRISTO ADIVINAMOS NUESTRA IDENTIDAD
DOMINGO 4º DE PASCUA
13 de Abril de 2.008
En aquel tiempo, dijo Jesús: Os aseguro que el que no entra por la puerta en el
aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero
el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las
ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca
fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo
siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él,
porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por
eso añadió Jesús: Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han
venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo
soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y, salir, Y encontrará
pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido
para que tengan vida y la tengan abundante. Juan 10,1-10
El hombre moderno es alérgico y hostil a todo lo que suene a dirigismo. Muy dueño
(¿ ?) de sí mismo, no admite, al menos explícitamente, la manipulación y las
“comeduras de coco” .El placer de llevar las riendas propias y el pastoreo de la
propia vida, es para él un supremo y fascinante valor. Hablar , por ello mismo, al
hombre de hoy de pastor y rebaño sin las mejores matizaciones, le suena a
borreguismo castrador y a atentado de lesa personalidad. Ser egregio y no gregario
sería la condición irrenunciable para integrare en cualquier grey.
Y, ciertamente, cuando el padre, el maestro, el líder, el político... no dirigen sus
fuerzas y esfuerzos hacia una educación personalizadora, merecen ser mal vistos y
rechazados como agentes de muerte, como ladrones y bandidos, más preocupados
en lograr un “hombre-standard”, un hombre a imagen y semejanza propias, más
que una persona singular y creativa, comunitaria y arraigada.
Lo contradictorio es cuando nuestro hombre actual se deja acríticamente masificar,
adocenar, por los moldeantes medios de comunicación social (¿comunicación social
o masificación antisocial ?) , dejando que le asalten y le castren su intimidad los
modelos , prefabricados interesadamente, de hombre y mujer, diseñados en las
casas de alta política y economía, de inhumanos o insuficientes humanismos.
Y es más contradictorio todavía que nuestro hombre actual, tan celoso de sí, se
refugie en un anonimato suicida, pierda su nombre propio y, en vez de dar su voz y
su tono personales al mudo en que vive, se limite a balar un “bee.bee” gregario y
monótono, temiendo decir su propia palabra al entorno que lo desfigura y descara.
¿Sonará también la voz de Cristo al hombre contemporáneo a bandidaje y latrocinio
antropológico, cuando precisamente es en Cristo donde el hombre adivina y
recupera su más radical y diciente personalidad ? ¿Sonará también la voz de la
Iglesia a cerrazón y coartada , más que a puerta que congrega en la unidad y
disgrega hacia la pluralidad católica y ecuménica con su pastoreo nutritivo y
liberador ?
¿Habremos perdido los cristianos, y los hombres en general, la capacidad de
conocernos con pelos y señales y reconocernos en los pastos comunitarios , en la
Palabra compartida y en el Pan común ?
Juan Sánchez Trujillo