La Pascua es el regalo del amor de Dios. Disfrútala y comunícala.
Martes 10 de Mayo de 2011
Santoral: Juan de Ávila, Antonino
Hechos 7,51-8,1a Señor Jesús, recibe mi espíritu
Salmo responsorial: 30 A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Juan 6,30-35 No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del
cielo
En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que
creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como
está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."" Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue
Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del
cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo." Entonces le
dijeron: "Señor, danos siempre de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida.
El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."
El tema del sufrimiento es algo casi olvidado por muchos. Al punto que son
muchos que se mudan de religión para refugiarse en sectas que hablan de una
religión placentera y sin sufrimientos. Pare de sufrir, secta brasileña que conjuga a
un dios que no quiere que se sufra y por eso, ellos están ahí para que a través del
comercio le dé esa felicidad necesaria para llegar a dios. Aquí es dios con
minúscula ya que lo que se busca es lucrarse en el dolor de muchos.
Es una realidad vivimos en una lucha y esa lucha es acompañada por Dios,
jamás producida por Dios y mucho menos un castigo divino. Entonces un
verdadero discípulo no es que tenga que vivir en el sufrimiento, sino que es capaz
de ofrecerlo por el bien de todos y no como simple ofrenda masoquista a la
divinidad. Nada de eso. Esteban es un claro ejemplo.
Somos deudores del sufrir. Eso es lo débil de todos. Jesús nos enseña a
vencerlo. Sin rencores, sin venganzas, sin lamentos, sin tonterías. Sino con
fortaleza y decisión. Para ello mucho amor y vivir en la verdad.
Ese sufrimiento que padeces debe ser visto como equipaje de este largo
camino. Además, saber que nuestro Señor sufrió, pero jamás dejó de vivir al lado
de su Padre. Es el Dios que sufre en la cruz, incluso muere, pero es también quien
resucita. Hay un viernes y un domingo.
La responsabilidad particular que tienen los laicos en «humanizar» el
mundo e iluminar con la luz del Evangelio las múltiples realidades
sociales, una responsabilidad que en la doctrina social de la Iglesia
encuentra un punto de referencia «necesario y fecundo.
(Juan Pablo II)
mrivassnchez@gmail.com
@padrerivas