Fiesta. Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán (9 de noviembre)
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
Génesis 28,11-18; Apocalipsis 21, 1-5;
Juan 2, 13-22
EVANGELIO
En aquel tiempo se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y
encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los
cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo,
ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas;
y a los que vendían palomas les dijo: -Quitad esto de aquí; no convirtáis en un
mercado la casa de mi Padre.
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito:
“El celo de tu casa me devora”.
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
¿Qué signos nos muestras para obrar así?
Jesús contestó: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Los judíos replicaron: -Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú
lo vas a levantar en tres días?
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos,
los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la
Palabra que había dicho Jesús.
HOMILÍA
No sé si a ustedes les gusta leer todos esos anuncios y mensajes que llenan las
paredes de la ciudad.
Unos nos invitan a consumir, otros a pensar y otros a pecar.
Déjenme que les diga algunos que invitan a pensar y que he leído en alguna valla
publicitaria.
“¿La carretera por la que viaja le lleva a mi casa?”
“Nos vemos el domingo en mi casa antes del partido”. Firmados por Dios.
Hay personas santas, el fin de semana pasado las recordábamos y hay también
lugares santos.
Todos conocemos muchas personas buenas y santas entre nosotros, personas que
se toman la vida cristiana muy en serio y la viven con gran alegría.
Pocas veces predicamos sobre los lugares santos. Menos mal que la liturgia es sabia
y nos presenta fiestas y enseñanzas que a nosotros ni nos pasan por la mente.
El mundo está lleno de lugares santos, lugares en que los hombres han intuido que
hay alguien más grande que nosotros al que hay que buscar y servir.
Las ruinas gigantescas del Machu Pichu en los Andes.
Teotihuacan: “lugar de los dioses” cerca de México.
La Meca de los musulmanes, el río Ganges…
La Biblia está llena de lugares santos: Betel, la zarza ardiendo, el Sinaí…
Dicen que no encuentran la primera piedra del Capitolio de los Estados Unidos.
Hubo una gran ceremonia cuando se puso la primera piedra a principios del siglo
19. Con el tiempo se fue hundiendo y ahora la buscan y no la encuentran. Siguen
cavando para dar con ella y recuperar los objetos enterrados que guardan el
secreto y la finalidad de ese edificio. Es la piedra angular, piedra histórica y símbolo
de todo un país.
Nosotros estamos aquí para edificar nuestra vida sobre la piedra angular que es
Cristo. Esta piedra, Cristo, no está escondida, pero hay que buscarla –tantos la han
perdido- y es el símbolo no de un país sino del mundo entero. Fuera de Cristo no
hay salvación. Busque la piedra angular, Cristo, entre los escombros de su vida.
Está ahí…
Celebramos hoy una fiesta rara, desconocida para nosotros. La dedicación de la
basílica de Letrán.
El 9 de noviembre del año 324 los cristianos, después de las persecuciones,
dedicaron a el Salvador esta primera iglesia. Es como la parroquia del Papa y se la
considera la madre y cabeza de las iglesias de todo el mundo cristiano. Es signo de
unidad en la misma fe, símbolo de la primera piedra, Cristo Jesús, todos conectados
al único Salvador.
Mis padres, mis catequistas me enseñaron muy pronto el camino del templo. Recién
nacido me llevaron al templo para bautizarme y hacerme una “piedra viva” junto a
la “piedra angular”, Cristo Jesús. Desde entonces siempre he sabido que, al ir al
templo, iba a la casa de Dios, al lugar santo, a la tienda del encuentro entre Dios y
los hombres. Allí aprendí a santiguarme, arrodillarme, orar, escuchar la palabra de
Dios, cantar…Y sigo acudiendo al templo con gozo.
Jesús visitaba el templo, la sinagoga, con frecuencia. Recién nacido fue presentado
en el templo. Jesús subía cada año a la casa de oración siguiendo la tradición de
sus mayores. A los doce aos se perdi en el templo “porque debía ocuparse de las
cosas de su Padre”.
El evangelio de hoy nos recuerda que Jesús hizo un látigo y expulsó del templo a
todos aquellos traficantes que lo habían convertido en una “cueva de ladrones”.
Este enojo del Señor vale también para hoy.
Todos los templos, incluido el nuestro, tienen que ser lugares santos, casa de
oración, ámbito del encuentro con Dios, sitio para pedir perdón y celebrar su amor,
y ser enviados a transformar el mundo.
Venir aquí es aceptar la invitación de Dios a ser sus invitados de honor.
Jesús defendió con valentía el honor del templo, pero les dijo algo que no
entendieron: “Destruyan este templo y en tres días lo reedificaré”. San Juan nos
aclara el enigma: “Se refería al templo de su propio cuerpo”.
Nuestros templos son hermosos y necesarios. Dios quiere habitar en ellos aunque
no cabe en ningún lugar.
El verdadero templo, el único lugar del encuentro con Dios es Jesucristo. El es el
templo. El es el rostro visible de Dios. El es el sacramento del encuentro con el
Padre. El es el que vive y nos hace vivir cristianamente. Cristo nos convierte
también a nosotros en el templo del Espíritu.
No se puede ser cristiano uno solo. La comunidad de los creyentes somos la iglesia,
el cuerpo de Cristo, su templo congregado para celebrar y alabar a nuestro
Salvador.
¿Se imaginan ustedes a los Mets jugando a puerta cerrada, sin sus fans?
¿Se imaginan a esos famosos cantantes cantando solos, sin sus fans?
Dios quiere su casa llena.
Dios quiere que celebremos a Jesucristo, el Señor, todos juntos, en familia.
El domingo, día del Señor, día de la cita en la casa de oración, día de descanso en
el área de descanso, somos invitados, los padres y los hijos, los amigos y los
enemigos, a celebrar el amor y la reconciliación y a formar juntos el gran templo, el
mejor templo, el cuerpo de Cristo vivo y vibrante y signo para todos de la presencia
de Cristo en medio de nosotros.
Padre Félix Jiménez Tutor, Sch.P