XIV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
Ezequiel 2, 2-5; 2 Corintios 12, 7-10;
Marcos 6, 1-6
EVANGELIO
En aquel tiempo fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó
el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga: la multitud que lo oía se preguntaba
asombrada: -¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han
enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de
María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? ¿Y sus hermanas no viven con
nosotros aquí? Y desconfiaban de él. Jesús les decía: -No desprecian a un profeta
más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las
manos. Y se extrañó de su falta de fe.
HOMILÍA
Hace unos años estalló una persecución contra los cristianos en Sudán, África.
Un joven huyó y se refugió en Uganda. Allí entró en el seminario y terminados sus
estudios, fue ordenado sacerdote. Se llama Parida Taban.
Sus feligreses no podían creer que fuera de verdad un sacerdote. ¿Nos quieres
hacer creer que tú, hombre negro, eres un sacerdote?
Nunca habían visto un sacerdote negro. Todos los anteriores habían sido misioneros
blancos y les daban ropas, comida , medicinas… El joven P. Taban era pobre como
ellos y no podía darles nada. Y empezó a decirles la misa en su propia lengua. La
gente seguía diciendo: este hombre no puede ser sacerdote porque nunca hemos
celebrado la misa en nuestra propia lengua. Era negro y pobre como ellos y hablaba
su misma lengua.
Tuvo que pasar mucho tiempo y muchas pruebas hasta que fue aceptado por sus
feligreses, por la gente de su raza y de su lengua.
Ser rechazado no es nunca agradable, pero cuando el rechazo viene de los que son
más cercanos y más queridos la herida es mucho más profunda.
Jesús fue el primer rechazado. "Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron". Visitó
su pueblo, Nazaret, y sus paisanos quedaron deslumbrados, no salían de su
asombro, pero no creyeron en Él. ¿Qué predicó Jesús? El evangelista no nos dice
nada sobre la enseñanza de Jesús aquel día en la sinagoga. Sólo recoge la reacción
de los oyentes, sus paisanos.
¿No es éste el hijo de José, el carpintero?
¿No es éste el que se junta con los pecadores?
¿No es éste el que no guarda el sábado?
¿No es éste el que perdona los pecados?
¿No es éste el que creció en Nazaret? ¿Dónde ha aprendido esas artes nuevas?
Sorprendidos y admirados sí, pero no creyeron en Él. Los suyos, los de su casa, los
de su pueblo, los líderes, no lo recibieron.
Eso le pasó a Jesús un día en Nazaret. Y el rechazo total se consumó el día en que
todos gritaron: Crucifícalo.
¿Y hoy que hacemos con Jesús, con su mensaje, y con su testamento de amor?
Jesús sigue siendo admirado por muchos. Jesús sigue siendo predicado en millones
de iglesias. Jesús sigue siendo invocado por muchos y está en la boca de muchos
hombres y mujeres, ¿pero en cuántos corazones está vivo? ¿Cuántos creen en Él?
¿Cuántos aman, sirven y viven como Él?
Muchos piden el bautismo de Jesús, pocos lo piden para nacer al hombre nuevo que
es Jesús. No basta admirar a Jesús, hay que creer en Él. Y creer es seguirle y
seguirle es transformarse en Jesús.
En la película " La clase dirigente" un enfermo mental dice que él es Dios. Y el
siquiatra le pregunta, ¿cuándo descubriste que eras Dios?
El enfermo contesta: "Yo he rezado y rezado durante años y un día me desperté y
descubrí que me estaba hablando a mi mismo".
Más allá de nuestra alabanza, más allá de nuestra oración, más allá de nuestras
necesidades está Jesús. Jesús nos abre al amor de Dios y al amor a los hermanos.
Algunos se desilusionan con la iglesia porque no puede satisfacer todas sus
necesidades corporales y temporales. Buscan satisfacer su interés y sus
necesidades.
¿Mis necesidades? A la iglesia venimos a hacer amistad con Jesús, conocer su
voluntad y pedirle la fortaleza para vivirla día a día.
Si sólo piensas en tus necesidades, nunca encontrará a Jesús. Podrás admirarlo
pero no lo acogerás en tu corazón.
La iglesia de Jesús no es sólo un lugar para satisfacer mi necesidad de compañía,
amistad, intimidad, oración…
La iglesia de Jesús lucha por ordenar esas necesidades, poner cada una en su
lugar: la primera necesidad es estar abierto a la comunión con Dios, necesidad de
Dios, necesidad de experimentar su amor y su perdón. La segunda necesidad es
estar abierto a la comunión con los hermanos, necesidad de generosidad y servicio.
Los paisanos de Jesús le rechazaron porque conocían muy bien a sus parientes…
Nosotros rechazamos a la iglesia de Jesús porque conocemos muy bien sus
pecados…
No admires, cree.
No critiques, edifica.
No busques, ama..
Padre Félix Jiménez Tutor, Sch.P