XXXII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
1 Reyes 17, 10-16; Hebreos 9, 24-28;
Marcos 12, 38-44
EVANGELIO
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: "Cuidado con los
letrados. Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la
plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los
banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos
recibirán una sentencia más rigurosa".
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que
iba echando dinero: Muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre
y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: "Os aseguro que esa pobre
viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han
echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que
tenía para vivir".
HOMILÍA
El mar Muerto es símbolo de la muerte, de lo antiguo. Es el mundo de los fariseos
de los que nos habla Jesús: "Tengan cuidado con los maestros de la ley…"
Los fariseos de ayer y los de hoy son y somos los que cuidan sólo las apariencias, lo
externo, los que sólo piensan en sí mismos. La religión se convierte en show, en
negocio, en fama y en poder. Es el mar Muerto porque Dios cuenta poco. El agua
de este mar no riega a nadie, está simplemente estancada. Y los cristianos estamos
llamados a ser mares abiertos, abiertos a Dios y a los hermanos.
"Amarás a Dios y amarás a tu hermano."
El mar de Galilea es símbolo de vida, de lo nuevo, de la nueva Alianza, de la
donación. Es el mar de Jesús. En el mar de Galilea Jesús predica, llama a sus
discípulos, camina sobre las aguas, es el mar de la pesca milagrosa. El mar de
Jesús es el mar del amor.
"Jesús sentado frente al alcancía del templo, miraba cómo la gente echaban dinero
para el tesoro".
Estamos al final del evangelio de Marcos y al final de la vida de Jesús. Y Jesús mira
y observa el comportamiento de los hombres.
¿Qué vio Jesús en aquella visita al templo de Jerusalén?
Los ricos daban grandes limosnas, el dinero que les sobraba. Y vio una pobre viuda
que echó el poco dinero que tenía para vivir ese día.
Jesús, además de observar la conducta de las personas, dio una enseñanza, una
catequesis a sus discípulos.
El amor sale del corazón limpio, no de la bolsa.
La limosna sale del corazón generoso, no del bolsillo.
La pobre viuda con sus dos reales dio más que los ricos con sus cheques.
La pobre viuda confiaba en el Dios de los pobres, Él era su riqueza, su Visa Oro y su
tesoro. La pobre viuda dio a Dios todo, como expresión de su vida puesta en las
manos de Dios. Y Jesús la alabó y la puso como ejemplo.
Los ricos, aquel día, se ganaron sólo el aplauso de los hombres, no el de Jesús.
Érase una vez un billete de cincuenta euros, éste le contaba sus aventuras a una
moneda de cincuenta céntimos. Le decía: yo he ido a las carreras de caballos y al
golf, he ido al fútbol y a los mejores restaurantes, sabes, me lo paso pipa. La
moneda de cincuenta céntimos le escuchaba con envidia y le dijo: yo no he ido a
ninguno de esos sitios de los que me hablas, pero no he faltado ningún domingo a
misa.
Un domingo un niño miraba a su madre que echaba en el cestillo de la colecta una
moneda de cinco céntimos. Cuando volvían a casa la madre criticaba el aburrido
sermón del cura. El niño le contestó: ¿qué más puedes pedir por cinco céntimos?
Jesús observaba la conducta de los hombres, mira pero no juzga.
Hoy, también, nos observa a nosotros, mira nuestro bolsillo y nuestro corazón.
¿Está apegado a las cosas, es avaricioso, le da a Dios las sobras o los primeros
frutos?
A Dios no le interesa la cantidad, sí le interesa nuestras prioridades, el orden en
que damos. Damos después de haber satisfecho nuestros gustos y caprichos o
¿podemos sacrificarnos?
¿Cuáles son mis criterios a la hora de hacer mi ofrenda a Dios? ¿Es Dios el primero
o el último de mi lista?
Dios te quiere a ti. No quiere tus cosas.
Dios te mira a ti que estás hoy en su casa.
Dios quiere que te fíes de él, que le des gracias a él, que te abras a su amor y sólo
entonces brotará libremente tu ofrenda. Tu ofrenda no será obligación maldita sino
don agradecido y gozoso al dueño de todo. No serán las sobras sino los primeros
frutos de tu sudor.
Las dos viudas de la Palabra de Dios están ahí como enseñanza para nosotros:
pobres pero generosas, solas pero con Dios, y agradecidas lo dan todo.
Madre Teresa de Calcuta decía: "Si das lo que no necesitas, eso no es dar".
Padre Félix Jiménez Tutor, Sch.P