III Domingo de Adviento, Ciclo C
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
Sofonías 3,14-18; Filipenses 4,4-7; Lucas 3,10-18
EVANGELIO
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
-Entonces, ¿qué hacemos? Él contestó:- El que tenga dos túnicas, que se las
reparta con el que no tiene; y el que tenga comida haga lo mismo.
Vinieron también a bautizarse unos publicanos; y le preguntaron: -Maestro, ¿qué
hacemos nosotros?
Él les contestó: No exijáis más de lo establecido.
Unos militares le preguntaron: ¿Qué hacemos nosotros?
Él les contestó: No hagáis extorsión a nadie, ni os aprovechéis con denuncias, sino
contentaos con la paga.
El pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías;
él tomó la palabra y dijo a todos:- Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede
más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con
Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano la horca para aventar su parva y reunir su
trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba la Buena
Noticia.
HOMILÍA
La vida es insoportable, le decía un emigrante a su párroco. Estamos viviendo
nueve personas en un cuarto. ¿Qué debo hacer?
El párroco le contestó: meta la cabra también con ustedes en el cuarto.
Eso no puede ser.
Haga lo que le digo y venga a verme al final de la semana.
El emigrante regresó el día indicado y dijo: No podemos aguantar. La cabra es sucia
y el olor es insoportable.
Vaya a casa. Saque la cabra y vuelva a verme al final de la semana.
Cuando regresó, nuestro emigrante estaba radiante. La vida ahora es hermosa. No
cabra. Sólo nosotros nueve. ¡Qué felicidad!
La cabra le ayudó a aquel hombre y a su familia a hacer memoria de las
bendiciones recibidas. Una pequeña dosis de sufrimiento nos ayuda a estar en
nuestro sitio, a ser humildes y agradecidos.
Hoy, hemos prendido la tercera vela. Esperanza, paz y alegría.
"Grita de gozo, oh hija de Sión". "Alégrense en el Señor en todo tiempo."
Cuando les pregunto a ustedes ¿cómo están?
Muchos responden:
con achaques mil, pero vivo,
sin blanca, pero vivo,
con deudas, pero vivo…
Es fantástico estar vivo: respirar, tener una esposa e hijos, tener una casa en la
playa…y tener una iglesia en la calle Frentes 2 A.
Pero aquí venimos a celebrar otra manera de estar vivos, vivos en el Señor.
Pero aquí venimos a recuperar otra alegría: la alegría en el Señor.
Pero aquí venimos a sanar otras enfermedades: las del corazón.
Y a heredar la vida eterna con el Señor.
Aquí venimos a preguntar a Juan Bautista: ¿Y nosotros qué debemos hacer?
La respuesta de Juan es sencilla, nada de grandes discursos abstractos, y hace
referencia a la vida de cada día, al trabajo de cada día, a las relaciones de cada día.
"Él que tenga dos capas dé una al que no tiene. No cobren más de lo debido. No
abusen de la gente. No hagan denuncias falsas".
¿Qué debemos hacer nosotros? Esta pregunta no se refiere al pasado, sino al
futuro.
Nuestro pasado está ahí con nosotros. La lista de cosas que hemos hecho es
larguísima. Tú conoces tu lista. Tú llevas tus cicatrices.
En tu lista hay una esposa engañada, un matrimonio roto, un fraude, un brujo
visitado…
La gran tentación nuestra es la de mirar al pasado, sentir su peso, vivir
encadenado.
¿Qué debemos hacer hoy?
Juan les respondía para vivir el presente, el futuro.
A nosotros también nos responde hoy. Nos invita a mirar hacia delante, a romper
con el pasado, a sacudirnos el peso muerto de nuestra vida muerta.
¿Qué debemos hacer hoy?
Mirar al futuro. No hacer sufrir a nadie. No escandalizar ni maldecir a nadie. No
deber nada a nadie.
¿Qué debemos hacer hoy?
Estamos aquí porque queremos ser cambiados, porque queremos revestirnos con el
amor de Dios, porque queremos transformar nuestras cicatrices, porque queremos
nacer de nuevo.
Debemos hacer justicia.
Debemos amar más para sufrir menos.
Debemos dejarnos rebautizar por el Espíritu de Jesús.
Debemos quemar nuestro pasado en el fuego purificador del bautismo en el
Espíritu.
Debemos acoger a Jesús en nuestro corazón y él nos dará el valor de abrirnos a los
demás y hacer las obras del amor.
El pasado con su haraganería es la paja que el Señor quiere quemar en su era y el
trigo, es el hoy, es el deseo sincero de conversión. El pasado es la cabra que hiede
y que hay que despachar porque hace la vida insoportable. El hoy es "la vida es
hermosa", porque nos amamos, porque Jesús está presente, y Él hace el milagro de
unas relaciones justas, amables, fraternas. No cabra. Sólo nosotros y el Espíritu de
Jesús.
¿Qué debemos hacer hoy?
No podemos negar nuestros pecados. Pero Dios los puede cancelar.
No podemos ocultar las heridas que nos han hecho los esposos, los hijos…pero, con
la ayuda de Dios, podemos vivir con ellas y abrirnos a los hermanos.
Hoy, debemos hacer obras buenas, obras de amor, salir de nuestro encierro y mirar
al Señor que viene, salir y encontrar al Mesías en los hermanos.
Padre Félix Jiménez Tutor, Sch.P