Fiesta. El Bautismo del Señor, Ciclo C
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
Isaías 42, 1-4.6-7; Hechos 10, 34-38;
Lucas 3, 15-16.21-22
EVANGELIO
En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no
sería Juan el Mesías; él tomo la palabra y dijo a todos: - Yo os bautizo con agua;
pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus
sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el
cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: -
Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.
HOMILÍA
La bolsa de las medicinas. Tradición de los indios americanos.
Cuando nacía un niño en una familia india recibía un regalo especial. El padre hacía
una pequeña bolsa de cuero, era la bolsa de las medicinas del hijo.
La madre metía en la bolsa dos cosas y el padre otras dos. Y se la entregaban al
hijo que la guardaba en un lugar especial. Cuando moría, la bolsa de las medicinas
también se enterraba con él.
Cuando eran capaces de comprender los padres le decían lo que había en la bolsa.
La madre siempre ponía un poco de tierra y un trozo de cordón umbilical para
recordar a sus hijos que venían de la tierra y de una familia y que nadie se hace a
si mismo.
El padre ponía una pluma de ave que había quemado un poco y la mezclaba con las
dos cosas de la madre.
La pluma de pájaro simboliza el vuelo y que cada uno tiene que encontrar su lugar
en el mundo.
Ninguno sabía nunca la segunda cosa que el padre había puesto. Los hijos intentan
adivinarlo pero nunca se les decía.
Representa el misterio de la vida. Y el centro de todos los misterios es Dios.
Hermoso regalo, símbolo que da que pensar y nos vincula a una tierra, a una
familia y a Dios.
Cuando alguien se va a Confirmar o a casar acude a la parroquia en busca de un
certificado de bautismo. Otros lo piden porque quieren saber quiénes eran sus
antepasados y trazar sus raíces.
Todos sabemos que el bautismo es mucho más que un trozo de papel, pero para
tantas cosas se nos pide algún documento que nos identifique.
Antes decían que nuestras huellas digitales son únicas y nos distinguen de cualquier
otro ser humano. Si esto se pone hoy en duda nos queda el DNA que nos hace
únicos y diferentes.
Hoy celebramos el bautismo del Señor.
El día en que Jesús dejó su casa y se fue al río Jordán para ser bautizado por Juan
en un bautismo general.
El primer día de su vida pública y de su ministerio.
En su bautismo Jesús descubrió quién era. Tuvo la experiencia cumbre, la de
sentirse amado por Dios.
"Los cielos se abrieron y el Espíritu Santo descendió sobre él y se oyó una voz del
cielo que decía: Eres mi hijo amado, el predilecto."
Me imagino a Jesús tiritando como una hoja y preguntándose qué había pasado.
Aquel día, Jesús descubrió quién era, su identidad y su misión.
Aquel día su vida tenía un nuevo significado, una nueva dirección, un nuevo centro
y una nueva finalidad.
Su Padre habló y él oyó su voz.
A partir de aquel día tenía una nueva causa por la que luchar y un nuevo Padre con
el que conversar. En manos de su Padre tenía que servir al reino del amor.
El bautismo fue el giro copernicano en su vida. Dejó todo atrás y comenzó una vida
nueva.
Nosotros tenemos un certificado de bautismo pero ¿tenemos las obras del
bautismo?
Nuestro bautismo fue un comienzo no un final.
Nuestro bautismo fue una promesa no una realización.
El bautismo está llamado a un crecimiento en comunión con todos los bautizados,
los iluminados por el mismo Espíritu.
El bautismo es un regalo porque se da a los que nada tienen que poner de su parte.
El bautismo es una gracia porque se da incluso a los pecadores y entierra el
pecado.
El bautismo es una unción sacerdotal y regia.
El bautismo es una iluminación porque irradia la luz divina.
El bautismo es un vestido que cubre nuestra vergüenza.
El bautismo es baño que nos purifica.
El bautismo es sello que nos guarda y signo del señorío de Dios sobre nuestras
vidas.
Nosotros, como Jesús, tenemos un nuevo Padre. Tenemos una nueva misión en la
vida: amar a Dios y al prójimo. Somos los hijos amados y predilectos de Dios.
¿Puedes oír su voz? Abre el oído. Te dice: "Tú ere.
Padre Félix Jiménez Tutor, Sch.P