La Pascua es el regalo del amor de Dios. Disfrútala y comunícala.
Martes 17 de Mayo de 2011
Santoral: Pascual Bailón
Hechos 11,19-26 Se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles el Señor Jesús
Salmo responsorial: 86 Alabad al Señor, todas las naciones.
Juan 10,22-30 Yo y el Padre somos uno
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se
paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
"¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente."
Jesús les respondió: "Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi
Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis
ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no
perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado,
supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno."
Lo había repetido muchas veces: Yo soy el Hijo de Dios, pero nadie lo
entendió, ni le creyó. Se había manifestado de diversas formas y ellos, los judíos, le
apuran a que lo demuestre y lo vuelva a decir. Nada de miedo, todo lo contrario, se
pasea por el pueblo. ¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías,
dilo abiertamente es decir claramente y con plena libertad. Jesús les respondió: Ya
se lo dije, pero ustedes no lo creen.
Esto nos pasa a nosotros. Recibimos hace tiempo la primera comunión,
vamos a misa y seguimos tan fríos como el invierno. Somos tan indiferentes que
nos da igual asistir, comulgar, participar y dejar un tiempo sin encontrarnos con
Dios. Se nos olvida aquello del domingo pasado: Mis ovejas escuchan mi voz, yo
las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y
nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a
todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos
una sola cosa.
Jesús nos habla de su misma e idéntica naturaleza con el Padre, Hay una
naturaleza divina, un solo Dios, naturaleza única en tres divinas personas: Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
El motivo más profundo de alegría que puede experimentar una persona
consiste en sentirse amada por Dios con amor de madre.
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@padrerivas
(Juan Pablo II)