Solemnidad. El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
Génesis 14, 18-20; 1 Corintios 11, 23-26; Lucas 9, 11b-17
EVANGELIO
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que
lo necesitaban.
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle:
- «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar
alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.»
Él les contestó:
- «Dadles vosotros de comer.» Ellos replicaron:
- «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar
de comer para todo este gentío.»
Porque eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos:
- «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.» Lo hicieron así, y todos se
echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la
bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los
sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce
cestos.
HOMILÍA
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA EUCARISTÍA
En Éxodo 16, es la comunidad entera la que está amenazada de muerte por el
hambre. Y Dios le da el Maná, "pan del cielo", y figura del nuevo Pan que no perece
y que atraviesa la noche de la cruz y de la muerte.
El relato de la multiplicación de los panes anuncia que este pan permanece.
Un rasgo importante del relato es el número de cinco mil los que se benefician del
pan multiplicado, figura de la multitud. Así como en Éxodo se habla de un hambre
colectiva, la eucaristía tiene como finalidad dar al mundo y a la nueva multitud el
nuevo cuerpo de Cristo haciéndonos a todos uno porque somos habitados por Cristo
y alimentados por Él.
La Eucaristía es memorial, memoria. Hacer memoria es el centro de nuestra
celebración. Además de palabras hay pan y vino, dones ofrecidos por Jesús antes
de su pasión.
El tema del alimento está omnipresente en los dos Testamentos.
El pan representa nuestra relación con la naturaleza. Es fuente de vida y el vino es
el elemento de la fiesta y alegría del corazón.
Pero el pan se puede volver duro y el vino puede significar el sufrimiento, la copa
amarga que hay que apurar.
Pan y vino, vínculo de la vida social: vínculo de muerte cuando nos disputamos el
pan o cuando el vino desata las pasiones homicidas y vínculo de amor cuando nos
reunimos para celebrar la alegría de las bodas.
Cuando los tomamos en la Eucaristía, llenos de significado vital, son símbolo y
vínculo del amor, del más grade amor.
Las palabras pronunciadas sobre el pan y el vino nos vienen del mismo Jesús y
cambiarán el significado de los alimentos. No basta maravillarse ante el nuevo
significado, en adelante hay que comer y beber.
Decimos que el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo. Lo
contrario es también verdad: Cristo se convierte en nuestro pan y en nuestro vino,
verdadero alimento y verdadera bebida. Un pan que es más pan que el de nuestras
mesas.
El darnos a los demás como alimento depende de las circunstancias y de las
inspiraciones del Espíritu. Pero lo primero de todo no es darnos como alimento a los
demás, a pesar de las mil interpretaciones, lo primero es tomar y comer, dejarnos
alimentar por la vida de otro.
Adán tomó el fruto prohibido y murió, en adelante comemos del fruto del árbol de
la cruz y vivimos de él.
La Fiesta del Corpus nos pone, una vez más, ante el misterio del amor de
Jesucristo, pan de vida, que permanece presente en medio de nosotros, diario
viático para el viaje de la vida. Amor que no hay que contemplar o cantar sino
compartir y abrazar. Amor que nos invita a comer y dejarnos comer. Amor ofrecido
en la mesa de cada iglesia y en la gran mesa del mundo.
Padre Félix Jiménez Tutor, Sch.P