Estar atentos al Espíritu Santo en nosotros.
19/05/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 13, 16-20
En aquel tiempo, después de lavarles los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: «Yo
les aseguro: el sirviente no es más importante que su amo, ni el enviado es mayor
que quien lo envía. Si entienden esto y lo ponen en práctica, serán dichosos.
No lo digo por todos ustedes, porque Yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es
para que se cumpla el pasaje de la Escritura, que dice: *El que comparte mi pan
me ha traicionado*. Les digo esto ahora, antes de que suceda, para que, cuando
suceda, crean que Yo soy.
Yo les aseguro: el que recibe al que Yo envío, me recibe a mí; y el que me recibe a
mí, recibe al que me ha enviado». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Jesucristo, creo en Ti; creo en el Padre que te ha enviado y creo que por mi
bautismo fui purificado del pecado y recibí el «agua viva» que me dio nueva vida en
el espíritu. Hoy me pides que sea portador de esa «agua viva» que puede lavar y
transformar a mis hermanos. Dame el gusto de servir a los demás por medio de
esta oración.
Petición
Espíritu Santo, dame la gracia de poder recibirte en mi interior para irradiar, con el
testimonio de mi vida, la Buena Nueva de tu amor.
Meditación
«Es propia de la fe cristiana la confesión de una participación de este Espíritu en el
Seor resucitado, quien se ha convertido Él mismo en ‘Espíritu que da vida’ (…) No
puede haber auténtica oracin sin la presencia del Espíritu en nosotros. (…) El
Espíritu Santo, es decir, el Espíritu del Padre y del Hijo, se convierte como en el
alma de nuestra alma, la parte más secreta de nuestro ser, de la que se eleva
incesantemente hacia Dios un movimiento de oración, del que no podemos ni
siquiera precisar los términos. El Espíritu, de hecho, siempre despierto en nosotros,
suple nuestras carencias y ofrece al Padre nuestra adoración, junto con nuestras
aspiraciones más profundas. Obviamente esto exige un nivel de gran comunión
vital con el Espíritu. Es una invitación a ser cada vez más sensibles, más atentos a
esta presencia del Espíritu en nosotros, a transformarla en oración, a experimentar
esta presencia y a aprender de este modo a rezar, a hablar con el Padre como hijos
en el Espíritu Santo» (Benedicto XVI, 15 de noviembre de 2006).
Reflexión apostólica
«Al iniciar la meditación, se ha de actuar la fe en la acción del Espíritu Santo,
recordando que Él es el «Dulce Huésped del alma» y que sin Él no es posible
conseguir nada sólido ni duradero» (Manual del miembro del Movimiento Regnum
Christi , n. 225).
Propósito
El día de hoy me esforzaré por entablar diálogos con el Espíritu Santo, pidiéndole su
ayuda.
Diálogo con Cristo
Podré ser luz para los demás en la medida en que te deje, ¡oh dócil Huésped de mi
alma!, actuar en mi vida. No permitas que mi vida tenga otro sentido. Quiero hacer
todo por Ti y vivir centrado sólo en Ti. Espíritu Santo te pido la gracia para poder
vivir el gran mandamiento de la caridad, sin distinción de personas.
«Pueden conocer a Cristo con ese conocimiento interno que da Él a través del
Espíritu Santo, si se lo piden. Con ese amor unitivo que Él concede a las almas
sinceras y honestas y no egoístas»
( Cristo al centro , n. 301).