VII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
1 Samuel 26, 2.7-9.12-13.22-23; 1 Corintios 15, 45-49; Lucas 6, 27-38
EVANGELIO
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "A los que me escucháis os digo:
Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os
maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la
otra, al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que
se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os
traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los
pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien,
¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando
esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros
pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el
bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo,
que es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis
juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados;
dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida,
rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros".
HOMILÍA
Un maestro dijo un día a sus alumnos: mañana van a traer a la escuela una funda
de plástico transparente y un saco de patatas. Al día siguiente todos trajeron lo
mandado por el maestro.
Éste les dijo: por cada persona que te niegues a perdonar elige una patata, escribe
el nombre de la persona y la fecha de la ofensa y colócala en la bolsa de plástico.
Algunas bolsas eran bien pesadas y estaban bien llenas.
Luego les dijo: tienen que llevar la bolsa a todos los sitios que vayan y por la noche
la colocan junto a su cama.
La molestia e incomodidad de cargar cada día con la bolsa de patatas con sus
nombres y fechas les hizo sentir el peso espiritual que llevaban dentro. La condición
de las patatas con el tiempo empeoró y olían a muerto.
Este es el precio que pagamos por almacenar rencores y odios. A veces pensamos
que el perdón es un regalo que hacemos a los otros; no, es un regalo que nos
hacemos a nosotros.
El domingo pasado, en el sermón de las bienaventuranzas, Jesús nos hablaba de la
felicidad. y decíamos que la felicidad es elegir bien, elegir a Dios, apoyar nuestra
debilidad en Dios.
Hoy, hemos proclamado la continuación en Lucas 6: 27-38.
"Yo les digo a ustedes que me escuchan: amen a sus enemigos, hagan el bien a los
que los odian, bendigan a los que les maldicen, oren por los que los maltratan"…
Vaya medicina nos receta el Señor. No vayan a comprarla a la farmacia. Esta es la
felicidad sin anestesia y sin éxtasis.
"Amen a sus enemigos". ¿Quién es mi enemigo?
Jesús nos lo dice: el que me odia, el que me maltrata, el que me maldice, el que no
me habla, el que escupe cuando pasa a mi lado…
Hoy, vamos a poner nombre a nuestros enemigos. Los enemigos los tenemos
siempre cerca de nosotros. Están con nosotros, tienen nombre y apellidos
familiares.
No has traído la bolsa de plástico y las patatas para escribir el nombre pero yo sé
que es un gran peso llevar en el corazón el peso de los enemigos.
¿Puedo perdonar y amar al padre que me abandonó?
¿Puedo perdonar a ese jefe que me insulta y explota?
¿Puedo perdonar a ese hermano que se quedó con mi herencia?
¿Puedo perdonar? No, nunca.
El amor no es un sentimiento dulce, ni un éxtasis.
"Amar a los enemigos, hacer el bien a los que me odian…" no es posible, no está
escrito en los genes . Esto sólo está escrito en el Libro de Jesús, esto sólo lo hace
Jesús y los que tienen el espíritu de Jesús. Esto sólo se aprende mirando al
crucificado.
Amar, perdonar, a mi marido, mujer, hijos, hermanos, jefes, vecinos…no es una
tarea humana, es una tarea sobrenatural.
Dios perdona, ama siempre y las lágrimas de Dios en la cruz son las lágrimas por ti
y por mi cuando nos negamos a amar.
El amor no es un sentimiento dulce, no es calor ni vibración, no es éxtasis ni fuego
loco, ese es siempre el amor imposible.
El amor es actuar, es voluntad, es decisión, es elección. Y aunque sentir amor sea
imposible, elegir el amor siempre es posible para los que aman a Dios.
El evangelio de Jesús es una llamada a hacer lo extraordinario.
"Si aman a los que les aman, ¿qué mérito tienen? Eso lo hace todo el mundo.
El evangelio de Jesús nos exige a los que lo escuchamos que seamos diferentes,
que vivamos en otra onda, que imitemos al maestro, que hagamos, con su poder,
el gesto imposible del amor y del perdón.
Jesús no nos promete que nuestro enemigo se va a transformar en nuestro amigo.
Y no olvide que usted tiene su lista pero que también está en la lista de alguien.
Usted también ha herido a alguien y necesita su perdón.
Y todos estamos en la lista de Dios.
Y como Dios es fantástico y siempre hace lo extraordinario, hoy ha sido perdonado.
Dios siempre perdona, esta es la cara verdadera del evangelio.