V Domingo de Pascua A
P. Emilio Betancur Múnera
LOS POBRES EN COMUNIDAD
El libro “de los Hechos” nos cuenta lo que le ocurri a la comunidad de Jerusalén
cuando empezó a crecer por la llegada de los griegos (Hch 6,1-7). Su número
exigió que la Biblia se leyera en griego. La diferencia de lenguas creó dificultades
de comunicación entre judíos y paganos. La lengua era un signo de las diferencias
culturales que llegaron a influir en la evangelización porque los helenistas- griegos,
se quejaron de que sus viudas recibían menos (un problema de Pastoral Social).
Los apóstoles aceptaron la dificultad porque tampoco ellos se podían dedicar como
antes a la Palabra de Dios, por el problema existencial. De ahí la propuesta:
“hermanos escojan entre ustedes a siete hombres de buena reputacin, llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría, a los cuales encargaremos este servicio. Nosotros
nos dedicaremos a la oracin y al servicio de la palabra”, (primera lectura).
Si en algo se puede notar la presencia del Espíritu del Resucitado en la Iglesia, es
en la forma como inspira nuevos signos y el camino en la evangelización de los
pobres. “Cuida el Seor de aquellos que lo aman y en su bondad confían; los salva
de la muerte y en épocas de hambre, les da vida” (Sal 32)
LOS POBRES EN PIEDRA (APOCALIPSIS)
Lo más importante de quienes tiene responsabilidades en la evangelización de los
pobres es que “Cristo sea la piedra angular” en el que descanse esta misin y la
comunidad de creyentes, sean la casa espiritual que acoge a los pobres.
Sobre la pascua (piedra angular) está constituida la Iglesia de los pobres. Los
creyentes somos parte de esa construcción, unidos al resucitado hacemos parte de
ella al servicio de los pobres.
La Piedra angular nos hace un pueblo escogido, un sacerdocio real, que llamó de las
tinieblas a la luz admirable. El apóstol Pedro convierte la casa espiritual y las
piedras vivas en un pueblo. Este pueblo es sagrado por haber sido santificado por
la pascua y de su propiedad por haber sido rescatado por la muerte (cruz) y
resurrección del Señor. Cuando los pobres hagan parte de una y muchas
comunidades serán bienaventurados y dueños del Reino. Es lo máximo a lo que
puede aspirar un pobre. Y quienes se hacen pobres por seguir a Jesucristo pobre,
pertenecen a una comunidad de creyentes para vivir la fe en comunidad.
¿Cuándo ESTAREMOS CON DIOS?
Jesús es el camino que nos conduce inexorablemente al fin. El Espíritu del
resucitado puesto en el corazón del hombre le regala la semilla de vida eterna. Él
venció la muerte.
“En la casa de mi padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así yo se los habría
dicho a ustedes, porque voy a prepararles un lugar. Cuando vaya y os prepare un
sitio, volveré y les llevaré conmigo para que dónde yo esté, estéis también vosotros
y ya sabéis el camino para llegar al lugar donde voy.” (Evangelio)
Para Tomas, el camino requería de un buen mapa o una guía. Pero Jesús, nos
exime de esos esfuerzos e inquietudes imaginativas. El camino, verdad y vida es
Jesús. La Pascua es el camino, la verdad y la vida que nos lleva al cielo. “Sedienta
de Dios está mi alma, del Dios vivo, ¿cuándo iré y estaré con Dios?” (Sal 42,3). Es
la esperanza de todo creyente pero particularmente de los pobres, ¡que la vida en
comunidad sea el primer anticipo del cielo!
EVANGELIO
Juan 14, 1-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa
de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a
prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para
que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el
camino.»
Tomás le dice:
-«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde:
-«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me
conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis
visto.»
Felipe le dice:
-«Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica:
-«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto
a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo
estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta
propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo
estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que
cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me
voy al Padre.»