EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la V Semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 14,5-18.
Pero como los paganos y los judíos, dirigidos por sus jefes, intentaron maltratar y
apedrear a los Apóstoles,
estos, al enterarse, huyeron a Listra y a Derbe, ciudades de Licaonia, y a sus
alrededores;
y allí anunciaron la Buena Noticia.
Había en Listra un hombre que tenía las piernas paralizadas. Como era tullido de
nacimiento, nunca había podido caminar,
y sentado, escuchaba hablar a Pablo. Este, mirándolo fijamente, vio que tenía la fe
necesaria para ser curado,
y le dijo en voz alta: "Levántate, y permanece erguido sobre tus pies". El se levantó
de un salto y comenzó a caminar.
Al ver lo que Pablo acababa de hacer, la multitud comenzó a gritar en dialecto
licaonio: "Los dioses han descendido hasta nosotros en forma humana",
y daban a Bernabé el nombre de Júpiter, y a Pablo el de Mercurio porque era el que
llevaba la palabra.
El sacerdote del templo de Júpiter que estaba a la entrada de la ciudad, trajo al
atrio unos toros adornados de guirnaldas y, junto con la multitud, se disponía a
sacrificarlos.
Cuando Pablo y Bernabé se enteraron de esto, rasgaron sus vestiduras y se
precipitaron en medio de la muchedumbre, gritando:
"Amigos, ¿qué están haciendo? Nosotros somos seres humanos como ustedes, y
hemos venido a anunciarles que deben abandonar esos ídolos para convertirse al
Dios viviente que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.
En los tiempos pasados, él permitió que las naciones siguieran sus propios
caminos.
Sin embargo, nunca dejó de dar testimonio de sí mismo, prodigando sus beneficios,
enviando desde el cielo lluvias y estaciones fecundas, dando el alimento y llenando
de alegría los corazones".
Pero a pesar de todo lo que dijeron, les costó mucho impedir que la multitud les
ofreciera un sacrificio.
Evangelio según San Juan 14,21-26.
El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me
ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él".
Judas -no el Iscariote- le dijo: "Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no
al mundo?".
Jesús le respondió: "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará;
iremos a él y habitaremos en él.
El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es
mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes.
Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les
enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Gregorio Magno (v. 540-604), Papa y doctor de la Iglesia
Homilías sobre los evangelios, n° 30
«Te seguiremos siempre.»
«Mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada».
Pensad en ello, hermanos muy amados, ¡Qué fiesta recibir a Dios en la morada de
nuestro corazón! Si un amigo rico y poderoso quisiera entrar en tu casa,
obviamente, limpiarías toda la casa, para que nada le molestara al entrar. Lo
mismo quien prepara para Dios la morada de su alma, limpia la suciedad de sus
malas acciones.
Fíjate bien lo que dice la Verdad: "vendremos y haremos en su casa nuestra
morada». Porque Dios puede pasar por el corazón de algunos sin hacer su casa.
Cuando tienen remordimientos, ven bien la mirada de Dios; pero cuando viene la
tentación, olvidan el propósito de su anterior arrepentimiento y caen en sus
pecados, como si nunca los hubieran llorado. Por el contrario, en el corazón de
quien verdaderamente ama a Dios, que observa sus mandamientos, el Señor viene
y hace su casa, porque el amor de Dios le llena tanto que no se aparta de este
amor en el momento de la tentación. Por lo tanto aquel cuya alma no acepta ser
dominada por un mal placer, ama verdaderamente a Dios... de aquí esta precisión:
"Aquellos que no me aman, no guardan mis palabras". Examinaros
cuidadosamente, queridos hermanos; Preguntaros si realmente amais a Dios. Pero
no os fiéis de la respuesta de vuestro corazón sin compararlo con vuestras
acciones.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”