XXII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
Eclesiástico 3, 19-21.30-31; Hebreos 12, 18.19.22-24, Lucas 14, 1.7-14
EVANGELIO
Entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y
ellos le estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este
ejemplo: -Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no
sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os
convidó a ti y al otro, y te dirá: "Cédele el puesto a éste". Entonces, avergonzado,
irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando
venga el que te convidó te diga: "Amigo, sube más arriba". Entonces quedarás muy
bien ante los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que
se humilla será enaltecido. Y dijo al que lo había invitado: Cuando des una comida o
una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los
vecinos ricos, porque corresponderán invitándote y quedarás pagado.
Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú,
porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.
HOMILÍA
Cuentan que Christian Herter gobernador de Massachussets, estaba haciendo
campaña para su reelección. Un día en que ni había desayunado ni comido acudió a
una barbacoa para levantar fondos para la campaña.
Se puso en la fila y cuando llegó su turno le sirvieron un trozo de pollo.
-Perdone, señora, pero estoy hambriento.
-Lo siento, señor, pero sólo se da un trozo por persona.
Este señor, habitualmente sencillo y amable, quiso echar todo el peso de su oficio y
de su prestigio y le dijo: "Señora, ¿sabe quién soy? Soy el gobernador de este
estado".
Y ella le contestó: "Señor, ¿sabe quién soy yo? Soy la encargada del pollo. Siga la
fila, señor".
En las relaciones, en los banquetes y en las invitaciones humanas pasaba en
tiempo de Jesús lo que pasa hoy. Todos quieren "buscar los primeros puestos";
sentirse importante, darse a conocer, intercambiar tarjetas de visita para
conectarse.
Pero lo importante es ser invitado y codearse con la gente importante. El que no es
invitado es que no existe socialmente.
"Jesús fue a comer a la casa de uno de los fariseos más importantes".
Jesús era siempre huésped de los pobres, siempre conectado con los marginados,
siempre atado a los débiles, pero ocasionalmente, también los hombres
importantes lo querían sentar a su mesa: en la mesa con Mateo, en la mesa con
Zaqueo, en la mesa con Simón, y hoy en la mesa con un fariseo importante. Y hoy
sábado. Después del servicio en la sinagoga, la alegría de la fiesta en torno a la
mesa.
Los evangelios no nos dicen el menú de estas comidas. Sí nos dicen siempre el
menú de Jesús, su enseñanza, el efecto de su presencia, porque donde Jesús
estaba siempre irrumpía la gracia de Dios.
Lucas nos dice que Jesús observaba el comportamiento de las personas y "al notar
cómo los invitados buscaban los primeros puestos les dio esta lección:
-los primeros frente a los últimos,
-los que se engrandecen frente a los que se humillan,
-los que son servidos frente a los que sirven,
-los poderosos frente a los humildes.
Jesús, hoy, y en todo el evangelio nos invita a sus hijos a vivir y elegir la difícil
virtud de la humildad. La humildad nos coloca en nuestro puesto frente a Dios.
La humildad nos hace reconocer a Dios como el único primero, el único santo, el
único bueno, el único Señor.
La humildad nos recuerda nuestra fragilidad, nuestra caducidad y nuestro fin.
La humildad nos hace sentirnos iguales a los hermanos. Nadie es más que nadie.
Sólo Dios es más que todos nosotros.
En la sociedad puede haber muchas capas sociales. En el mundo de Dios los últimos
son los preferidos y los primeros invitados.
En el mundo de Dios los únicos excluidos, no somos los pecadores, sino los
orgullosos, los que se creen justos, los perfectos, los que nada deben a Dios.
El orgullo es la gran barrera que nos separa de Dios.
El orgulloso se hace Dios.
Una frase que Jesús repite muchas veces en su enseñanza es esta de hoy. "El que
se eleva será humillado y el que se humilla será elevado".
Jesús, decíamos el domingo pasado no nos manda hacer nada que él no haya
hecho primero. Nunca buscó el primer lugar.
Jesús siendo de condición divina, Dios, se hizo humano, hombre.
Jesús siendo dueño de todo, se hizo esclavo.
Jesús siendo el primero se hizo el último, siendo inocente se hizo culpable.
Por humillarse Dios lo enalteció, resucitó y le dio un nombre sobre todo nombre y
todos proclaman Jesucristo es Señor.
En esta comida en casa del fariseo importante, Jesús nos dicta la lección de la
humildad y la generosidad, invitar a los que no nos pueden invitar y celebrar con
los humildes y pecadores el amor y el perdón de Dios y servir el menú de Jesús.
Las comidas humanas. Tiempo de relación, de amistad, de conversar y de gozar.
Estar juntos y celebrar la vida familiar y social.
Las comidas eucarísticas. Tiempo de estar con Jesús y con los hermanos en la fe.
Tiempo de unificar a los hermanos y de crecer y robustecer la fe en Jesucristo,
nuestro anfitrión .
La comida escatológica. Dios será el primero. Todos seremos iguales. No se
parecerá en nada a nuestra manera de hacer y celebrar.