Sábado 15 de Enero de 2011
Sábado 1ª semana de tiempo ordinario 2011
Hebreos 4,12-16
Hermanos: La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de
doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y
tuétanos. Juzga los deseos e intenciones del corazón. No hay criatura que escape a
su mirada. Todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de
rendir cuentas. Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo
sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un
sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido
probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso,
acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y
encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
Salmo responsorial: 18
R/Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
La ley del Señor es perfecta / y es descanso del alma; / el precepto del Señor
es fiel / e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos / y alegran el corazón; / la norma del
Señor es límpida / y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura / y eternamente estable; / los mandamientos
del Señor son verdaderos / y enteramente justos. R.
Que te agraden las palabras de mi boca, / y llegue a tu presencia el meditar
de mi corazón, / Señor, roca mía, redentor mío. R.
Marcos 2,13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a
él, y les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los
impuestos, y le dijo: "Sígueme." Se levantó y lo siguió . Estando Jesús a la mesa
en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de publicanos y pecadores
se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos escribas fariseos, al ver que comía
con publicanos y pecadores, les dijeron a los discípulos: "¡De modo que come con
publicanos y pecadores!" Jesús lo oyó y les dijo: "No necesitan médico los sanos,
sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."
COMENTARIOS
«Se levantó y lo siguió»
¡Tarde te amé, oh Hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te
amé! He aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera de mí mismo. Te buscaba
afuera, me precipitaba, deforme como era, sobre las cosas hermosas de tu
creación. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo; estaba retenido lejos de
ti a través de esas cosas que no existirían si no estuvieran en ti. Has clamado, y tu
grito ha quebrantado mi sordera; has brillado, y tu resplandor ha curado mi
ceguera; has exhalado tu perfume, lo he aspirado, y ahora te anhelo a ti. Te he
gustado, y ahora tengo hambre y sed de ti; me has tocado, y ardo en deseo de la
paz que tú das.
Cuando todo mi ser esté unido a ti, ya no habrá para mí dolor ni fatiga.
Entonces mi vida, llena de ti, será la verdadera vida. Al que llenas tú, lo aligeras;
ahora, puesto que todavía no estoy lleno de ti, soy un peso para mí mismo...
¡Señor, ten piedad de mí! Mis malas tristezas, luchan contra mis buenos gozos;
¿saldré victorioso de esta lucha? ¡Ten piedad de mí, Señor! ¡Soy tan pobre! Aquí
tienes mis heridas, no te las escondo. Tú eres el médico, yo soy el enfermo. Tú eres
la misma misericordia, yo soy miseria.
San Agustín
Juan Alarcón s.j.