TERCERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A
MARTES
a.- Hb. 10, 1-10: Aquí estoy para hacer tu voluntad.
b.- Mc. 3, 31-35: La nueva familia de Jesús, los que cumplen la voluntad de
Dios.
La nueva familia de Jesús la componen desde ahora, los que hacen la voluntad de
Dios en sus vidas. Nuevamente el evangelista nos presenta a la familia de Jesús,
con una visión completamente nueva (cfr. Mc. 3, 20-21). Jesús, pertenece cada vez
más a Dios, por lo mismo se ha escogido una familia de carácter más espiritual o de
fe. Echa una mirada alrededor y esos hombres y mujeres que lo rodean los llama
sus hermanas y hermanos, su madre. Pensamos que el mirar de Jesús, es amor
que atrae, purifica y une (cfr. Mc. 3, 5; 5, 37; 10, 23; 11, 21). Son sus parientes,
porque escuchan atentamente su palabra, pero más aún, porque cumplen,
guardan, hacen realidad la voluntad divina en su existencia. Es la forma de entrar
en comunión con Jesús, es ahora la comunidad la que atenta a la palabra de Jesús,
porque escucha, pero, más aún está dispuesta a cumplir la voluntad de Dios, en
forma exclusiva y plena (cfr. Lc. 10, 39-42; 11, 27ss). Llamada y exhortación,
elección y exigencia, unión y deber, se saborea de estas palabras de Jesús y es en
esa conciencia donde se forma la comunidad, la nueva familia del Hijo enviado por
el Padre, la Iglesia.
Diariamente o semanalmente la comunidad eclesial se reúne para escuchar la
Palabra de Dios en la celebración eucarística y en la lectio divina. Es de alabar la
participación de los fieles en este primer paso, pero abría, a mi modo de ver, que
animar más a los fieles a la participación en estas asambleas para conocer más a
Jesús, y la voluntad de Dios en general y luego con el tiempo ir descubriéndola en
forma personal. La preparación de las lecturas para estas celebraciones es otra
forma de conocer a Dios y su querer cuando se leen con atención, antes de
proclamarlas. Esto debe ser una continua invitación a crear grupos de liturgia en
nuestras comunidades parroquiales, cosa que la proclamación sea una verdadera
acción litúrgica. Finalmente hay que orar la palabra de Dios, es decir, leer la
palabra de Dios, interiorizarla para confrontarme con ella y darle una respuesta a la
luz del Espíritu de Dios. En este sentido la lectio divina con las lecturas del próximo
domingo, son una muy buena oportunidad para prepararse a la celebración
eucarística donde se reúne la verdadera familia de Jesús, enviado del Padre, en la
Iglesia que los acoge como madre a sus hijos.
Una de las características de la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús es la
experiencia de contar siempre con la voluntad de Dios en su vida, sobre todo luego
de su conversión. “¡Oh buen Jesús! ¡qué claro habéis mostrado ser una cosa con el
Padre, y que vuestra voluntad es la suya y la suya vuestra!” (R 27,4).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD