III Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«Convertíos para ser libres»
I. LA PALABRA DE DIOS
Is 9,1-14: «En la Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz grande»
Sal 26,1-4,13-14: «El Señor es mi luz y mi salvación»
1Co 1,10-13,17: «Poneos de acuerdo y no andéis divididos»
Mt 4,12-23: «Vino a Cafarnaún para que se cumpliese lo que había dicho el
profeta Isaías»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
En Jesucristo se cumple el anuncio de Isaías: «Es la luz que ilumina las tinieblas y
libera a los que habitan en sombras de muerte» (1ª Lect. y Ev.).
En la «Galilea de los gentiles» llama a los pecadores y los incorpora a su intimidad
y a su misión, que es iluminar y liberar proclamando el Evangelio del Reino.
Enseñando y curando las enfermedades, Jesucristo realiza la acción iluminadora y
liberadora.
Solamente exige una condición: «Convertíos, porque está cerca el Reino de los
cielos» (Ev.).
«Convertíos», predica también el apóstol Pablo para evitar las divisiones y las
discordias para unirse en un mismo pensar y sentir; para abrazarse con la cruz y
predicar la Buena Noticia de la salvación que por ella nos vino.
III. SITUACIÓN HUMANA
La cultura cristiana, fundamento de Occidente, cuenta hoy para poca gente. La
sociedad moderna presenta una peligrosa división social, una enorme distancia
entre grupos en desarrollo, bienestar, etc.
Trabajar por una conversión de todos al amor a fin de transformar las actuales
estructuras y lograr una sociedad más justa, es construir hoy el Reino de Dios.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– Jesús llama a la conversión: "Esta llamada es una parte esencial del anuncio del
Reino: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed
en la Buena Nueva». En la predicación de la Iglesia esta llamada se dirige
primeramente a los que no conocen todavía a Cristo y su Evangelio " (1427).
– La conversión es el camino para la liberación: "La primera obra de la gracia del
Espíritu Santo es la conversión, que obra la justificación según el anuncio de Jesús
al comienzo del Evangelio: «Convertíos, porque el Reino de los cielos está cerca».
Movido por la gracia, el hombre se vuelve a Dios y se aparta del pecado, acogiendo
así el perdón y la justicia de lo alto" (1989).
La respuesta
– Libertad y responsabilidad: «La libertad es el poder, radicado en la razón y en la
voluntad de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí
mismo acciones deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo. La
libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y
la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra
bienaventuranza» (1731).
– El hombre, responsable de sus actos: «La libertad hace al hombre responsable de
sus actos en la medida en que éstos son voluntarios. El progreso en la virtud, el
conocimiento del bien, y la ascesis acrecientan el dominio de la voluntad sobre los
propios actos» (1734).
El testimonio cristiano
– «El que asciende no deja nunca de ir de comienzo en comienzo mediante
comienzos que no tienen fin. Jamás el que asciende deja de desear lo que ya
conoce» (San Gregorio de Nisa, hom. in Cant. 8).
Convertíos de corazón a Jesucristo. Él es la base de nuestra libertad. Hay que
predicarla en un mundo desunido por falta de amor, y trabajar por transformar las
estructuras sociales.
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