En tu nombre Señor…
Miércoles 26 de Enero de 2011
Santos Timoteo y Tito
2Timoteo 1,1-8 Refrescando la memoria de tu fe sincera
Salmo responsorial: 95 Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Lucas 10,1-9 La mies es abundante y los obreros pocos
“En aquel tiempo, design el Seor otros setenta y dos y los mand por delante, de dos en
dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: La mies es abundante
y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Miras que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis
talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando
entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa. Y, si allí hay gente de paz, descansará
sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y
bebed de lo que tengan, por que el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa.
Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed los que os pongan, curad a los enfermos
que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios”
En este evangelio Jesús manda a sus discípulos de dos en dos a predicar el
mensaje del Reino de Dios. También a nosotros nos ha elegido. Dios nos ha hecho
por tanto sus evangelizadores, los mensajeros de la Buena Nueva que Cristo ha
traído a este mundo. Aunque Dios sabe que nos manda en medio de lobos. Pues
sabe que el mundo se cierra al mensaje de Dios. Todos misioneros y vamos
de camino “Itinerantes” basados en la gratitud y la pobreza.
El contenido esencial es el Reino de Dios y su paz. Se tendrán muchas
dificultades. Tampoco se asegura el triunfo. En este reino debemos desarrollar
unas fortalezas:
La fortaleza de un hombre no está en el ancho de sus hombros. Está en el
tamaño de sus brazos cuando abrazan.
La fortaleza un hombre no está en lo profundo del tono de su voz. Está en la
gentileza que usa en sus palabras.
La fortaleza de un hombre no está en la cantidad de amigos que tiene. Está
en lo buen amigo que se vuelve de sus hijos.
La fortaleza de un hombre no está en como lo respetan en su trabajo. Está en
cómo es respetado en su casa.
La fortaleza de un hombre no está en lo duro que puede golpear. Está en lo
cuidadoso de sus caricias.
La fortaleza de un hombre no está en su cabello o su pecho. Está en su
corazón.
La fortaleza de un hombre no está en las mujeres que ha amado. Está en
poder ser verdaderamente de una mujer.
La fortaleza de un hombre no está en el peso que pueda levantar. Está en las
cargas que puede llevar a cuestas.
Hagamos conocer el evangelio por encima d tendencias, ideologías y
dominaciones. Con sencillez y sobriedad. Con un saludo pacífico
De ahí que lo hagamos, desde el comienzo, con sencillez y sobriedad
Con un saludo pacífico. Incorporarse de forma real y efectiva entre la gente.
Compartiendo lo que son y lo que tienen.
“En realidad, todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien sabe
leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva, remite a Dios”
Padre Marcelo.