LUCES EN CRISTO - LUZ DE LUZ
DOMINGO V PER ANNUM
6 de Febrero de 2.011
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra.
Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla
fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar
una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara
para meterla debajo del candelero, sino para ponerla en el candelero y que
alumbre a todos los de casa- Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que
vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.
Mateo 5, 13-16
El simbolismo de la luz alimenta las tradiciones más remotas de las culturas más
antiguas, con un importante, rico y variado sentido espiritual: la luz, con la que
vemos y que no vemos, es vida, liberación, prosperidad, salvación, felicidad,
éxito, transformación de la realidad, policromatización del mundo. fotosíntesis
vital, aclaradora de distancias y cercanías…
Asimismo, este símbolo de la luz, tanto con este término como con sus
sinónimos de gloria, fuego, blanco, lámpara, revelacin… atraviesa intensa y
extensamente toda la revelación bíblica. La creación de la luz fue el primer acto
del Creador. Al final de la historia de la salvación la nueva creación tendrá a Dios
mismo por luz. De la sombra de la noche se pasará así a la luz sin ocaso que es
Dios mismo. La historia misma que se desarrolla entre tanto toma la forma de
un conflicto en que se enfrentan la luz y las tinieblas, enfrentamiento idéntico al
de la vida y la muerte, el bien y el mal., el hombre espiritual y el hombre carnal,
el amante y el egoísta, el hombre nuevo y el hombre viejo, Cristo y Adán…
A la luz de todo lo anterior, podemos ya vislumbrar mejor el alcance de la
definición que Cristo hace y da de sus discípulos, de los alumbrado s por Él y de
Él: Vosotros sois la luz del mundo. Vosotros, tinieblas en otro tiempo y ahora luz
en el Señor, os desnudaréis de las obras de las tinieblas y os vestiréis las armas
de la luz, caminaréis en la luz para estar en comunión con Dios que es Luz y con
los hijos de la Luz. Vosotros, nacidos de la Luz e hijos del Día, devendréis
iluminadores de los hermanos, al hacer de vuestras palabras y obras un
candelabro público, una lámpara viviente para los de dentro y los de fuera de la
casa.
Todos juntos haréis, mano con mano y luz con luz , una ciudad prominente y
elevada, convocadora y atrayente, presidida por el Sol de Justicia y conformada
por hogares encendidos en el fuego del Amor filial y fraterno , apasionada
amante de la clara verdad y divorciada de los fatuos fuegos artificiales. Enemiga
toda ella de cualquier pretensión de autolucimiento mas vestida del sol y con la
luna a los pies , ocupada en lucir y mostrar a su brillante Esposo, testimoniado y
evidenciado con la blancura de sus hablas y obras de Esposa inmaculada.
¡Qué glorioso y glorificado quedará así el Padre que está en el cielo iluminando
con sus estrellas la oscuridad de todas nuestras noches y encaminando nuestros
días hacia el Día de la Luz Eterna! Aquel Día de Dios el pan partido con el
hambriento, el techo con los pobres por huéspedes, la carnes abiertas a
extraos y propios… harán que rompan nuestras luces en aurora y nos broten
carnes sanas.; brillará entonces nuestra luz en las tinieblas y nuestra oscuridad
se volverá mediodía! ¡Y la Luz Eterna brillará para todos con el Cordero
holocaustado por lámpara y Dios por única, total y universal Luz¡
Juan Sánchez Trujillo