VII JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA
HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
Sábado 1 de febrero de 2003
1. "Cuando llegó el tiempo de la purificación (...), llevaron a Jesús a Jerusalén,
para presentarlo al Señor" ( Lc 2, 22). El Niño Jesús entra en el templo de
Jerusalén en los brazos de la Virgen Madre.
"Nacido de mujer, nacido bajo la ley" ( Ga 4, 4), sigue el destino de todo
primogénito varón de su pueblo: según la ley del Señor, debe ser "rescatado"
con un sacrificio, cuarenta días después del nacimiento (cf. Ex 13,
2. 12; Lv 12, 1-8).
Aquel recién nacido, externamente en todo semejante a los demás, no pasa
inadvertido: el Espíritu Santo abre los ojos de la fe al anciano Simeón, que se
acerca y, tomando al Niño en sus brazos, reconoce en él al Mesías y bendice a
Dios (cf. Lc 2, 25-32). Este Niño -profetiza- será luz de las naciones y gloria de
Israel (cf. v. 32), pero también "signo de contradicción" (v. 34) porque, según
las Escrituras, realizará el juicio de Dios. Y a la Madre, asombrada, el piadoso
anciano le predice que eso sucederá a través del sufrimiento, en el que
participará también ella (cf. v. 35).
2. Cuarenta días después de la Navidad, la Iglesia celebra este
sugestivo misterio gozoso , que de algún modo anticipa el dolor del Viernes santo
y la alegría de la Pascua. La tradición oriental llama a esta fiesta la "fiesta del
encuentro", porque, en el espacio sagrado del templo de Jerusalén, tiene lugar el
abrazo entre la condescendencia de Dios y la espera del pueblo elegido.
Todo ello cobra significado y valor escatológico en Cristo: él es el Esposo que
viene a realizar la alianza nupcial con Israel. Muchos son los llamados, pero
¿cuántos están efectivamente dispuestos a acogerlo, con la mente y el corazón
vigilantes? (cf. Mt 22, 14). En la liturgia de hoy contemplamos a María, modelo
de los que esperan y abren, dóciles, el corazón al encuentro con el Señor.
3. Desde esta perspectiva, la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo
resulta particularmente adecuada para que las personas consagradas eleven a
Dios su acción de gracias , y con mucha razón, desde hace algunos años, se
celebra precisamente en esta fecha la Jornada de la vida consagrada. El icono de
María, que en el templo ofrece a Dios a su Hijo , habla con elocuencia al corazón
de los hombres y mujeres que se han ofrecido totalmente al Señor mediante los
votos de pobreza, castidad y obediencia por el reino de los cielos.
El tema de la ofrenda espiritual se funde con el de la luz , introducido por las
palabras de Simeón. Así, la Virgen se presenta como candelabro que lleva a
Cristo, luz del mundo . Juntamente con María, miles de religiosos, religiosas y
laicos consagrados, se reúnen hoy en todo el mundo y renuevan su
consagración, teniendo en las manos los cirios encendidos, expresión de su
existencia ardiente de fe y amor.
4. También aquí, en la basílica de San Pedro, se eleva esta tarde una
solemne acción de gracias a Dios por el don de la vida consagrada en la diócesis
de Roma y en la Iglesia universal . Saludo muy cordialmente al señor cardenal
Eduardo Martínez Somalo, prefecto de la Congregación para los institutos de
vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, y a sus colaboradores. Con
afecto os saludo también a vosotros, hermanos y hermanas, religiosos,
religiosas y laicos consagrados. Con vuestra presencia numerosa, devota y
alegre, imprimís a esta asamblea litúrgica el rostro de la Iglesia-esposa,
completamente dispuesta, como María, a cumplir sin reservas la palabra divina.
Desde lo alto de sus hornacinas, a lo largo de las paredes de esta basílica, los
fundadores y fundadoras de muchos de vuestros institutos velan sobre vosotros.
Recuerdan el misterio de la comunión de los santos , en virtud del cual, en la
Iglesia peregrinante se renueva de generación en generación la opción de seguir
a Cristo con una especial consagración, según los múltiples carismas suscitados
por el Espíritu. Al mismo tiempo, esas veneradas figuras invitan a dirigir la
mirada a la patria celestial, donde, en la asamblea de los santos, muchas almas
consagradas alaban en plena bienaventuranza al Dios uno y trino, al que en la
tierra amaron y sirvieron con corazón libre e indiviso.
5. Pobreza, castidad y obediencia son caracteres distintivos del hombre
redimido, liberado en su interior de la esclavitud del egoísmo. Libres para
amar , libres para servir : así son los hombres y las mujeres que renuncian a sí
mismos por el reino de los cielos. Siguiendo las huellas de Cristo, crucificado y
resucitado, viven esta libertad como solidaridad , llevando sobre sus hombros las
cargas espirituales y materiales de sus hermanos.
Es el multiforme "servitium caritatis" , que se realiza en la clausura y en los
hospitales, en las parroquias y en las escuelas, entre los pobres y los
emigrantes, y en los nuevos areópagos de la misión. De mil maneras la vida
consagrada es epifanía del amor de Dios en el mundo (cf. Vita consecrata, cap.
III).
Con el alma llena de gratitud, bendigamos hoy a Dios por cada uno de ellos. Que
el Señor, por intercesión de la Virgen María, enriquezca cada vez más a su
Iglesia con este gran don. Para alabanza y gloria de su nombre, y para la
difusión de su reino. Amén.