EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Sábado de la IV Semana del Tiempo Ordinario
Carta a los Hebreos 13,15-17.20-21.
Y por medio de él, ofrezcamos sin cesar a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el
fruto de los labios que confiesan su Nombre. Hagan siempre el bien y compartan lo
que poseen, porque esos son sacrificios agradables a Dios. Obedezcan con docilidad
a quienes los dirigen, porque ellos se desvelan por ustedes, como quien tiene que
dar cuenta. Así ellos podrán cumplir su deber con alegría y no penosamente, lo cual
no les reportaría a ustedes ningún provecho. Que el Dios de la paz -el mismo que
resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas,
por la sangre de una Alianza eterna- los capacite para cumplir su voluntad,
practicando toda clase de bien. Que él haga en nosotros lo que es agradable a sus
ojos, por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Evangelio según San Marcos 6,30-34.
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y
enseñado. El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un
poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para
comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir,
muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar
y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se
compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles
largo rato.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Isaac el Siríaco (siglo VII), monje cerca de Mossul, santo de las Iglesias ortodoxas
Sermones ascéticos, 1ª serie, nº 60
« Le dio lástima de ellos »
Si David dice de Dios que es justo y recto, su Hijo nos ha revelado que es bueno
y suave... Alejemos de nosotros el pensamiento injusto de que Dios no se
compadece... Oh admirable compasión de Dios. Oh maravilla de la gracia de Dios
nuestro Creador. Oh poder suficiente a todo. Oh inconmensurable bondad con la
cual reviste nuestra naturaleza pecadora para recrearla. ¿Quién puede hablar de su
gloria? Levanta al que le ha ofendido y blasfemado, renueva al polvo sin alma..., y
de nuestro espíritu dispersado y de nuestros sentidos extraviados hace una
naturaleza dotada de razón y capaz de pensar. El pecador no está capacitado para
comprender la gracia de su resurrección... ¿Qué es el abismo ante la gracia de la
resurrección cuando nos levantará de nuevo alejándonos de la condenación, y dará
a este cuerpo perecedero poder revestirse de incorruptibilidad? (1C 15,53)...
Vosotros que sabéis discernir, venid y admirad. ¿Habrá alguien, dotado de gran y
maravillosa inteligencia, que admire la gracia de nuestro Creador como merece?
Esta gracia es la retribución de los pecadores. Porque en lugar de darles lo que, con
estricta justicia merecen, a cambio les dará la resurrección. En lugar de los cuerpos
que han profanado su Ley, les reviste de la gloria de la incorruptibilidad. Esta gracia
–la resurrección que se nos dará aún después de haber pecado- es todavía más
admirable que la primera cuando nos creó, cuando todavía no existíamos. ¡Gloria a
tu inconmensurable gracia, Señor! No puedo hacer otra cosa que callarme ante los
ríos de tu gracia. Soy incapaz de decir la gratitud que te debo.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”