Lunes 07 de Febrero de 2011
Lunes 5ª semana de tiempo ordinario 2011
Génesis 1,1-19
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre
la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: "Que exista la luz." Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era
buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz "Día"; a la tiniebla,
"Noche". Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero. Y dijo Dios: "Que exista
una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas." E hizo Dios una bóveda y
separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda. Y
así fue. Y llamó Dios a la bóveda "Cielo". Pasó una tarde, pasó una mañana: el día
segundo. Y dijo Dios: "Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio,
y que aparezcan los continentes." Y así fue. Y llamó Dios a los continentes "Tierra",
y a la masa de las aguas la llamó "Mar". Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios:
"Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den
fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra." Y así fue. La tierra brotó
hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y
llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó
una mañana: el día tercero.
Y dijo Dios: "Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el
día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras
en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra." Y así fue. E hizo Dios dos
lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para
regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz
sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla. Y vio
Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Salmo responsorial: 103
R/Goce el Señor con sus obras.
Bendice, alma mía, al Señor, / ¡Dios mío, qué grande eres! / Te vistes de
belleza y majestad, / la luz te envuelve como un manto. R.
Asentaste la tierra sobre sus cimientos, / y no vacilará jamás; / la cubriste
con el manto del océano, / y las aguas se posaron sobre las montañas. R.
De los manantiales sacas los ríos, / para que fluyan entre los montes; / junto
a ellos habitan las aves del cielo, / y entre las frondas se oye su canto. R.
Cuántas son tus obras, Señor, / y todas las hiciste con sabiduría; / la tierra
está llena de tus criaturas. / ¡Bendice, alma mía, al Señor! R.
Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra
en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se
pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba
Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde
llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al
menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
COMENTARIOS
La perícopa describe el encuentro de muchos enfermos con Jesús. Los
discípulos desaparecen de la escena. Queda sólo Jesús, a quien acude la gente.
La atención de los que ven desembarcar al grupo se centra exclusivamente
en Jesús. El grupo de gente anónima que lo reconoce no se acerca a Él, sino que se
pone a colaborar en su actividad, facilitándole la tarea; quieren que su acción llegue
a los que necesitan ayuda. No se mencionan sinagogas ni letrados ni fariseos. La
comarca de Genesaret es figura de la periferia del judaísmo, al margen de la
institución judía. Tampoco hay endemoniados, es decir, fanatismos destructores,
pero sí los que se encontraban mal , en tal estado que no pueden valerse por sí
mismos. Jesús se mueve libremente por la región.
Jesús entra en cualquier núcleo de población por pequeño que sea. Su
actividad se desarrolla en los lugares públicos (plazas). Ahora se habla de
los débiles/enfermos. No pretenden avasallar a Jesús, le piden permiso para tocarlo,
pues saben que su contacto comunica vida. Las curaciones continúan la de la mujer
con flujos: tocar, curarse/salvarse); es decir, muchos marginados encuentran vida
en la alternativa de Jesús.
JUAN ALARCÓN, S.J.
(Fundación Épsilon. Ed. El Almendro, Córdoba)