VI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«Los mandamientos, expresión de amor y senda de libertad»
I. LA PALABRA DE DIOS
Ecclo 15,16-21: «No mandó pecar al hombre»
Sal 118,1-2.4-5.17-18.33-34: «Dichosos los que caminan en la voluntad
del Señor»
1Co 2,6-10: «Dios predestinó la sabiduría de los siglos para nuestra gloria»
Mt 5,17-37: «Se dijo a los antiguos, pero yo os digo»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
Los mandamientos son la manifestación del amor de Dios que señala a sus hijos
lo bueno y lo malo, para que nadie elija la muerte sino la vida. Jesucristo los ha
cumplido y llevado a plenitud y les ha dado una nueva perfección (Ev.).
El discípulo de Cristo encuentra el equilibrio justo entre ley y libertad en la
«sabiduría que no es de este mundo», sino que «es divina, misteriosa,
escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria», que
Dios nos ha revelado por el Espíritu (2ª Lect.).
El hombre es libre; los ojos de Dios ven las acciones y conoce todas las obras del
hombre (1ª Lect.), respeta la libertad del hombre, pero «es prudencia cumplir su
voluntad».
III. SITUACIÓN HUMANA
Nuestra cultura, agnóstica y laicista, prescinde de los mandamientos y ha
borrado la frontera entre el bien y el mal, haciéndola depender de los que el
hombre arbitrariamente decide.
Algunos cristianos ven el Decálogo como retrógrado y represivo. Es que no han
entendido la ley cristiana. Porque cuando se la entiende, se la descubre como lo
que verdaderamente es: fuente de libertad.
La nueva historia se ha construir sobre la verdad, la que hace al hombre libre
con la libertad con la que Cristo nos ha liberado.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– Los Mandamientos, signos de la Alianza con el pueblo: "El don de los
mandamientos de la ley forma parte de la Alianza sellada por Dios con los suyos.
Según el libro del Éxodo, la revelación de las «diez palabras» es concedida entre
la proposición de la Alianza y su ratificación, después que el pueblo se
comprometió a «hacer» todo lo que el Señor había dicho y a «obedecerlo». El
Decálogo no es transmitido sino tras el recuerdo de la Alianza ( «el Señor,
nuestro Dios, estableció con nosotros una alianza en Horeb»)" (2060).
– El Decálogo, revelación de Dios mismo: "Las «diez palabras» son pronunciadas
por Dios dentro de una teofanía ( «el Señor os habló cara a cara en la montaña,
en medio del fuego»). Pertenecen a la revelación que Dios hace de sí mismo y
de su gloria. El don de los mandamientos es don de Dios y de su santa voluntad.
Dando a conocer su voluntad, Dios se revela a su pueblo" (2059; cf 2052-2070).
La respuesta
– Adecuación entre conciencia personal y ley moral: «La conciencia de cada cual
en su juicio moral sobre sus actos personales, debe evitar encerrarse en una
consideración individual. Con mayor empeño debe abrirse a la consideración del
bien de todos según se expresa en la ley moral, natural y revelada, y
consiguientemente en la ley de la Iglesia y en la enseñanza autorizada del
Magisterio sobre las cuestiones morales. No se ha de oponer la conciencia
personal y la razón a la ley moral o al Magisterio de la Iglesia» (2039).
El testimonio cristiano
– «El Señor prescribió el amor a Dios y enseñó la justicia para con el prójimo a
fin de que el hombre no fuese ni injusto ni indigno de Dios. Así, por el Decálogo,
Dios preparaba al hombre para ser su amigo y tener un solo corazón con su
prójimo... Las palabras del Decálogo persisten también entre nosotros
(cristianos) (S. Ireneo, haer. 4, 16,3-4)» (2063).
El Decálogo es un don divino que manifiesta el amor de Dios y traza el camino
de la libertad, del bien y de la felicidad.
Fuente: Almudi.org