VI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
P. Emilio Betancur Múnera
JESÚS INTÉRPRETE DE LA BIBLIA
En los años posteriores (7 D.C.) varios grupos judíos mantuvieron
interpretaciones acerca del significado y práctica de la Escritura; y sobre todo de
la autoridad para interpretarla. Ahora Jesús responde que él es el intérprete
definitivo de la tradicin. “No he venido a abolir sino a darles cumplimiento”. La
frase inicial del evangelio de hoy “no piensen” (no crean) es una aclaracin a lo
que decían los oponentes a la comunidad de discípulos.
Jesús cumple la ley y los profetas guardando él y enseñando a sus discípulos, el
mandamiento del amor. Desde el amor Jesús lee las Escrituras proclamando “El
Reino de Dios”, por su palabra y acciones. Así la Escritura (Biblia) tiene para
todo creyente una autoridad vinculante, fuente de justicia y rectitud para todo el
que quiera seguir a Jesús.
Al decir “os lo asegur, Jesús le está dando autoridad a lo que dice y valora
incluso los más pequeños caracteres o rasgos del texto sagrado que tienen
temporalidad “hasta que pasen al cielo y la tierra”; es decir el orden creado que
ha estado dominado por el mal.
La Escritura, entonces, tiene un tiempo limitado; son autoridad hasta que se
establezca el “Reino de Dios”. Nada de la Biblia pasará hasta que todo lo
profetizado suceda en la vida y existencia de Jesús y los creyentes.
La Biblia (Escritura) debe leerse siempre en relación con Jesucristo; quien es la
clave de interpretación. De lo contrario la interpretación y enseñanza podrá ser
desvirtuada.
Quienes tienen la misión de evangelizar nunca pueden pasar por alto las
enseñanzas de Jesús, si no quiere ser considerado “menor” en el Reino de Jesús.
Pero quienes observen y enseñen los mandamientos según son interpretados y
enseados por Jesús, será “grande” en el Reino de los cielos.
La fidelidad en el seguimiento de Jesús se encontrará con las promesas
cumplidas. La fe es verificar el cumplimiento de las promesas hechas por Dios en
Jesucristo y realizadas como signo en nuestros antiguos padres.
Por estar en juego el mandamiento del amor la justicia o rectitud de los que
siguen a Jesús tiene que ser mayor que la de los escribas y fariseos que no va
más allá del cumplimiento físico de la ley.
Vale la pena indicar que los escribas y fariseos pertenecían a la élite, al grupo
que gobernaba a Israel en alianza política con Roma y cuya estructura social
jerárquica mantenía la injusticia. Con tal fin los escribas interpretan y los
fariseos practican una lectura cerrada de la Escritura dejando de lado la justicia,
la misericordia y la fe. Así los escribas y fariseos dejaban intacta la situación de
dominio romano.
Lo fundamental está en la diferencia cualitativa que hace Jesús con la
interpretación de las Escrituras desde el amor. Ya las bienaventuranzas habían
expresado la voluntad transformadora de Dios en relación a situaciones
fundamentales del hombre.
Hay que volver siempre sobre las bienaventuranzas para saber lo que es la fe,
su capacidad de cambio y renovación; además por qué se amerita creer.
Con razón Mateo identifica las bienaventuranzas como perfección (5,48). Si la
comunidad cristiana no vive el espíritu de las bienaventuranzas no entrará en el
Reino de los cielos ni conocerá ahora el Reino de Jesús.
El evangelio de Mateo trae seis (6) ejemplos sobre la justicia o rectitud, que
exige el pertenecer al “Reino de Dios” proclamado por Jesucristo:
COSAS QUE OCURREN EN LA VIDA
5,21-26: Sobre la ira y las relaciones
5,27-30: Sobre el adulterio y la lujuria masculina
5,31-32: Sobre el divorcio y el agravio comparativo (si tu ojo, si tu mano) contra
la mujer.
5,33-37: Sobre la coherencia entre palabra y acción
5,38-42: Sobre la resistencia no violenta al mal.
5,43-48: Sobre el amor a los enemigos.
Cada ejemplo comienza con una cita de la Escritura: “habéis oído que se dijo (a
los antepasados), pero yo os digo.
El primer ejemplo de rectitud viene del decálogo de Moisés (Ex 20,13) “no
mataras” Jesús explica el mandamiento mostrando que la clera o rabia que se
manifiesta en palabras y gestos es similar a matar, por cuanto destruye las
personas y su relación con ellas; máxime cuando la hermana o hermano es un
miembro de la comunidad que también sigue a Jesús. Nuestras rabias tienen un
alto poder destructivo. “Quién llame a un hermano “Necio” (el que dice que no
hay Dios) hace un juicio que sólo corresponde a Dios”. Este es un juicio que deja
al hermano fuera de toda esperanza de cambio.
Otro ejemplo corresponde al culto o arreglo de las relaciones. La interrupción del
acto de culto y la ida en busca de reconciliación enfatizan la gravedad de una
situación de ruptura derivada de una rabia o ira sin solucionar. No importa que
ya se haya iniciado el culto; no es posible un culto sin unas relaciones saneadas.
Luego aparecen en el texto un acusador y un juez. La acción apropiada no es de
cólera sino de reconciliación.
Continúa el mandamiento contra el homicidio. Jesús no aprueba el adulterio el
cual destruye la misin de “una sola carne”.
Jesús redefine el adulterio no slo por el acto físico, sino también por “la
mirada”. “Todo el que” se refiere exclusivamente a varones.
En el corazón es dónde, ya antes del acto físico, se ha cometido el adulterio.
La mirada adúltera constituye una ofensa contra la dignidad de la mujer; y de
una mujer venimos todos los hombres. El texto es también una invitación a la
mujer para proteger su dignidad.
Una opción para sanar los malos deseos es la oración (Sal 51,10); otra la
responsabilidad del hombre: “si tu ojo derecho te lleva a pecar, sácatelo y
arrjalo de ti”.
El ojo derecho era considerado como el agraciado, el bueno. Ese órgano en el
texto se ha contaminado. Lo que se quiere resaltar es el peligro de la mirada
más allá: “te conviene más perder un solo de tus miembros que ser echado todo
al infierno”. El ojo pone en peligro el bienestar de todo el cuerpo (la persona).
Además de tratar acerca de las relaciones personales Jesús interroga el poder
masculino sobre la mujer.
Una cultura como la judía que dio un poder ilimitado al hombre hasta el punto
que le parecía obvio la inferioridad de las mujeres; requería por parte de Jesús
una palabra de justicia en las relaciones hombre-mujer.
La respuesta de Jesús, “pero yo os digo”, restringe ese poder masculino por las
consecuencias que tiene para la mujer.
En la antigüedad se juraba por todo. Jesús se opone a esa extendida costumbre
“no jurarás en falso, sino que cumplirás lo que prometiste al Seor con
juramento”.
Ningún humano puede tomar a Dios como garante de su palabra; eso fue lo que
el diablo pretendió con Dios en las tentaciones: obligar a Dios a actuar de un
modo determinado (Mt 4,5-7). Los juramentos son diabólicos en su
pretensión. Tampoco se puede jurar por Jerusalén, Ciudad del gran rey.
Los juramentos no sólo son inadmisibles en cuanto ponen a Dios ante una
obligación, sino que procuran manipular a Dios; y además no sirven para nada
porque son un signo de la debilidad y torpeza humana.
A los creyentes, particularmente quienes viven en comunidad la palabra tiene
que ser sincera para que construyan convivencia, refuercen los lazos
comunitarios y hagan fiable la comunicación.
La palabra sincera con Dios y los hermanos (as) hace parte de la rectitud,
característica a su vez, de la pertenencia al “Reino”.
La palabra sincera hace que la comunidad sea alternativa a formas de vida de la
ciudad, el barrio o pueblo, frente a la mentira de la sociedad y la manipulación
de la palabra o la información.
“Digan siempre si, cuando es sí, y no, cuando es no. Lo que se diga demás,
viene del Maligno” (palabra del Seor). La interpretacin que Jesús hace de la
palabra (Biblia) desde su persona y ministerio es la sabiduría “no de este mundo
ni de quienes lo dominan sino la que ha estado oculta y nos conduce a la gloria
si los que dominan al mundo lo hubieran conocido no habían crucificado al Señor
de la gloria” (1 Cor 2,6-10).
“Si tú quieres puedes guardar los mandamientos; permanecer fiel a ellos es
cosa tuya. Delante de ti está la muerte y la vida; te será dado lo que escojas
(primera lectura).
PREFIERA LA FIDELIDAD.
Hay dos valores primordiales la libertad y la responsabilidad, los cuales son dos
prerrogativas de la persona humana. A pesar de que son fuertemente
establecidos y reclamados, son también contestados y reconocidos como
restringidos por un conjunto de factores sicológicos, sociales y otros. El ser
humano es libre, pero ¿libre de qué, y hasta qué punto? ¿Cómo se ejerce y
expresa esta libertad? ¿Es por la posibilidad y el derecho de escoger todo y
cualquier cosa?
La otra prerrogativa, radicalmente opuesta a la primera, a la libertad humana es
tan grande que puede resistir toda iniciativa e influencia de Dios o escogencia
personal; de hecho negar a Dios, reducir a Dios a una abstracción. En ambos
casos, el misterio no se confronta realmente. La libertad humana o la libertad de
Dios se eliminan, es todo. Estas dos formas son finales muertos.
EVANGELIO MATEO 5, 17-37
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la
ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro
que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más
pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos
preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los
cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los
cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y
fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será
llevado ante el tribunal. Pero o les digo: Todo el que se enoje con su hermano,
será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado
ante tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de
castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí
mismo que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al
altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu
ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino;
no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te
aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
También han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No cometarás adulterio;
pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió
adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de
pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu
cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha
es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale
perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.
También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de
divorcio; pero yo les dijo que el que se divorcia , salvo el caso de que vivan en
unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio y el que se casa con una
divorciada comete adulterio.
Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás
al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de
ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, porque
es donde él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey.
Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo
de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que
se diga de más, viene del maligno”.