Comentario al evangelio del Viernes 18 de Febrero del 2011
El primer anuncio de la pasión y resurrección supone para los discípulos una enseñanza además de
inesperada, sobre todo incomprensible: a Jesús le está reservado el triunfo, la gloria y el poder de
juzgar, pero antes ha de pasar por la condena, el escarnio y la muerte en una cruz.
Ante estos anuncios, Pedro, dejándose llevar por sus sentimientos de amigo de Jesús, quiere impedir a
toda costa que Jesús sufra. Y así, sin darse cuenta, se transforma en un demonio tentador contra Jesús,
el mismo que le acosó en el desierto después del Bautismo. El tentador lleva a Jesús de un lado para
otro a fin de conseguir que organice su futuro buscando su comodidad y el aplauso de la gente.
Jesús aprovecha la ocasión para dejar bien claro ante Pedro y sus compañeros el camino que deben
seguir: subir con él a Jerusalén para padecer.
Jesús le ordena a Pedro: “Ponte detrás de mi”, es decir, el discípulo tiene seguir al maestro. La mayor
alegría del discípulo tiene que ser compartir el mismo camino, sentirse feliz y orgulloso de su Maestro.
Los habitantes de Babel, como nos recuerda hoy la primera lectura, quieren organizar su vida según
sus deseos, al margen del dominio y del señorío de Dios. Y vuelven a escenificar como una segunda
edición del primera pecado cometido por Adán y Eva: “ Y dijeron: «Vamos a construir una ciudad y
una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la
tierra.»
El salmo nos recuerda : Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como
heredad. El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres”, porque Dios no es competidor del
ser humano, que con tanto amor ha creado, sino la garantía de su felicidad.
Si te empeñas en buscar la felicidad por tu cuenta, es probable que ésta no llegue nunca. En cambio si
te preocupas por buscar la felicidad de los que te rodean, es bastante fácil y casi seguro que termines
por ser feliz.
Carlos Latorre, claretiano
Carlos Latorre, claretiano