EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
VI Domingo del Tiempo Ordinario A
Libro de Eclesiástico 15,15-20.
Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que le agrada.
El puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano. Ante
los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera. Porque
grande es la sabiduría del Señor, él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas. Sus
ojos están fijos en aquellos que lo temen y él conoce todas las obras del hombre. A
nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar.
Carta I de San Pablo a los Corintios 2,6-10.
Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas
espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los
dominadores de este mundo, condenados a la destrucción. Lo que anunciamos es
una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria
antes que existiera el mundo; aquella que ninguno de los dominadores de este
mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al
Señor de la gloria. Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, lo que nadie vio ni
oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman. Dios
nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo penetra todo,
hasta lo más íntimo de Dios.
Evangelio según San Mateo 5,17-37.
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino
a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la
Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no
cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo
mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los
cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos. Les aseguro
que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no
entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados:
No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que
todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal.
Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo
maldice, merece la Gehena de fuego. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el
altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda
ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar
tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas
caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia,
y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el
último centavo. Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les
digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su
corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo
lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu
cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de
pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus
miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. También se dijo: El
que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les
digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a
cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido,
comete adulterio. Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No
jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo
que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, ni por la
tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del
gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o
negro uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan 'sí', que sea sí, y cuando
digan 'no', que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Ireneo de Lión (hacia 130-hacia 208), obispo, teólogo y mártir
Contra las herejías IV, 13,3
La Ley enraizada en nuestros corazones
En la Ley hay preceptos naturales que nos dan ya la santidad; incluso antes de
dar Dios la Ley a Moisés, había hombres que observaban estos preceptos y
quedaron justificados por su fe y fueron agradables a Dios. El Señor no abolió estos
preceptos sino que los extendió y les dio plenitud. Eso es de lo que nos dan prueba
sus palabras: «Se dijo a los antiguos: no cometerás adulterio. Pues yo os digo: el
que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su
interior.» Y también: «se dijo: no matarás. Pero yo os digo: todo el que esté
peleado con su hermano sin motivo tendrá que comparecer ante el tribunal» (Mt
5,21s)... Y así todo lo que sigue. Todos estos preceptos no implican ni la
contradicción ni la abolición de los precedentes, sino su cumplimiento y extensión.
Tal como el mismo Señor dice: «Si no sois mejores que los letrados y fariseos, no
entraréis en el Reino de los Cielos (Mt, 5,20).
¿En qué consiste este ir más allá? Primeramente en creer no sólo en el Padre,
sino también en el Hijo manifestado en lo sucesivo, porque él es quien conduce al
hombre a la comunión y unión con Dios. Después, en no tan sólo decir, sino en
hacer –porque «dicen pero no hacen» (Mt 23,3)- y guardarse, no sólo de cometer
actos malos, sino también de desearlos. Con estas enseñanzas, él no contradecía a
la Ley, sino que la llevaba a su cumplimiento, a su plenitud y ponía en nosotros la
raíz de las prescripciones de la Ley... Prescribir, no sólo de abstenerse de los actos
prohibidos por la Ley, sino incluso de su deseo, no es de alguien que contradice y
adolece la Ley, sino el hecho de quien la cumple y extiende.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”